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Actualizado: 28 de noviembre de 2025


El chico guardó silencio. Andrés comprendió que dudaba de su partida. Si piensas que no me marcho puedes preguntárselo al criado de mi tío, que bajó hoy el caballo del monte... Y como viese que vacilaba sacó del bolsillo una moneda de plata y se la puso en la mano. ¿Qué quiere que le diga a Rosa? Que cuando oiga silbar esta noche en la calle, baje a la cocina y me abra la puerta.

Una cadena algo negruzca, con llaves de reloj y medallas, se tendía de la botonadura de la sotana a un bolsillo del pecho. Dos dedos enrojecidos por el tabaco sostenían un cigarrillo. La cabeza, de pelo duro e intensamente negro rayado de canas prematuras, ocultábase en parte bajo un casquete redondo de seda, igual al que usan los tenderos.

En seguida le sobrevinieron los vómitos, y murió con una mano en la del sacerdote que le ayudaba a bien morir y la otra en la mía. Yo te entregaré este depósito, prima, para que lo envíes con un hombre de confianza a Villamar, donde probablemente se habrá retirado ella al lado de su padre. He aquí la carta dijo Rafael , sacando del bolsillo un papel cuidadosamente doblado.

El bolsillo de D. José estaba siempre más limpio que patena, porque era hombre tan derrochador que, si allegaba algún cuarto, cometía la vil acción de comprar castañas y sentarse a comérselas en un banco del Retiro.

Levantáronse todos de la mesa, y no se habló más; pero un momento después, Aldea, visiblemente conmovido, llevó al duque hasta el hueco de un balcón, y allí, sin ser oído de nadie, al mismo tiempo que sacaba un pliego del bolsillo, le dijo: Hace tiempo que deseaba probar a usted mi buena amistad.

Recorté los sueltos más calurosos y los guardé en un sobre para dárselos a Gloria aquella noche. ¡Qué ajeno estaba, cuando los metía en el bolsillo, de lo que iba a suceder! Durante el almuerzo, la conversación, claro está, versó sobre la velada.

Debe ser algo que su papá cuidaba mucho. Parece muy gastada, como si alguien la hubiera llevado guardada en el bolsillo. Bien, entonces yo se lo diré me dijo. No tenía idea de que aún la conservara, pero creo que la ha guardado como un recuerdo de esos fatigosos viajes a pie del lejano pasado.

María dijo el duque después de algunos instantes de silencio y sacando un papel del bolsillo , cuando no puedo hablaros, canto vuestras alabanzas. He aquí unos versos que he compuesto anoche, porque de noche, María, sueño sin dormir. El sueño ha huido de mis ojos desde que la paz ha huido de mi corazón.

Velázquez la tomó, se la echó en el bolsillo gravemente y guardó silencio. El otro, viendo que no quería seguirle el humor é inquieto por su actitud sombría, se apresuró á despedirse. Vaya, hijo, que pases buena noche... y otra vez no seas tan desaborío con los amigos que te aprecian. Adiós dijo Velázquez secamente.

Llevaba siempre el bolsillo de su faja bien apretado sobre el estómago, y si bebía, era cuando alguno de los gananciosos convidaba á todos los presentes. Enemigo de comunicar sus penas, se le veía siempre sonriente, bonachón, tranquilo, llevando encasquetado hasta las orejas el gorro azul que justificaba su apodo.

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