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Actualizado: 30 de abril de 2025


Nadie osará negar estas cualidades á la Odisea y la Eneida, ni al Quijote y el Gil Blas de Santillana, á pesar de sus numerosos episodios. Guardémonos de confundir la armonía con la simplicidad de la acción, ni siquiera con la regularidad de sus partes. Es algo más profundo y espiritual que surge espontáneamente de la belleza del asunto y del equilibrio en las facultades del novelista.

Desde la muerte de don Blas de Artola, el teniente de navío retirado, la plaza de hombre ilustre está vacante en nuestro pueblo. Cincunegui excita mis sentimientos ambiciosos, quiere mi encumbramiento, mi exaltación; según él, no puedo dejar a mis paisanos en la orfandad en que se hallan; debo llegar al pináculo de la gloria. A , la verdad, la gloria no me entusiasma.

De aquí se condujo á la villa de Tarija á tratar los negocios de aquella cristiandad con el nuevo Provincial P. Blas de Silva, que desde el día 16 de Septiembre de 1706 gobernaba esta provincia, llevando consigo los Guarayos prácticos del Paraguay.

Luzán, Blas Nasarre, Montiano y Luyando. 299 CAPÍTULO II. Reformas hechas en los teatros. Traducciones de dramas franceses. Tragedias de D. Nicolás Fernández de Moratín y de otros. Comella. D. Ramón de la Cruz. La Huerta. 325 CAPÍTULO III. D. Leandro Fernández de Moratín. Cienfuegos. Reforma del teatro español y desaparición del sistema clásico. Gorostiza. Martínez de la Rosa.

Ya que quiere usted saberlo, le diré que mi encargado me ha escrito de Madrid hace dos días que, con un poco de paciencia, veremos sin duda alguna, el fin de nuestros males. ¡Pardiez, ya lo creo! ¿Sabe usted de dónde sale su agente de negocios? De la caverna de Gil Blas directamente.

Donde quiera vestidos sombríos y uniformes, bandas de mendigos, mugre, viejos asnos errando por las calles entre la basura, muchachos vagamundos, gentes deteniéndose ó asomándose á mirar al forastero como un animal curioso, en una palabra, la vida casi primitiva ó tradicional de la España castellana, con casi todos los caractéres que Lesage hizo resaltar magistralmente en su Gil Blas de Santillana.

Soldados y marineros juraron obedecer a su capitán. Morsamor entonces dispuso las cosas con arreglo al plan que había concebido y dividió en tres partes sus fuerzas: la marinería al mando del piloto; al mando de Tiburcio lo mejor de la hueste, contándose en ella Juan de Cartagena y Fray Blas de Villabermeja, a quienes excitó para que se luciesen, pagando así la franca hospitalidad con que los había acogido.

Eran estos tres seres Tomás el criado antiguo, y ya su escudero y acompañante, cuando ella salía a caballo; el tío Blas, aperador de la señorita, con quien se entendía para cuidar sus bienes, que ella misma administraba y que iban mejorando hasta el punto de que le producían cerca de 20.000 rs. en algunos años de buena cosecha; y el galgo Palomo, blanco, gigantesco en su clase, y de terrible genio para quien se le antojaba a él que molestaba u ofendía a su ama, con la cual era todo blandura, docilidad y mansedumbre.

Por fin, Juan hizo una seña a Blas; y a su mujer le dijo por lo bajo: «dale un par de duros». Dejose conducir hasta la puerta el pobre D. José sin decir una palabra, ni despedirse.

Mesía le miró aprobando sus palabras con una inclinación de cabeza y una afable sonrisa. Señores añadió Trabuco, animándose esto es escandaloso. Aquí todo se convierte en política. El señor Magistral es una persona muy digna por todos conceptos. Díjolo Blas. ¡Lo digo yo! Como si lo dijera el gato. Hubo una pausa. El ex-alcalde no era un Joaquinito Orgaz.

Palabra del Dia

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