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Actualizado: 26 de junio de 2025
Nada mas admirable que su aspecto: están casi todos rodeados de azules y transparentes montañas coronadas de blanquísima nieve: la suavísima tranquilidad de sus azules ondas, que surcan lindísimos vapores, el cielo límpido azul que le sirve de cúpula, cerrado por las altísimas montañas que le sirven de marco, como el de Interlaken, hacen del lago un deliciosísimo recreo que la imaginacion no alcanza, que solo su vista ofrece.
Su frente calva y su barba luenga y blanquísima le daban muy venerable aspecto. Sobre la mesa, además de la lámpara, había recado de escribir, un crucifijo de metal sobre una cruz de ébano, varios libros manuscritos e impresos y una calavera. Cuando entró Fray Miguel, el Padre Ambrosio le indicó para que se sentase un sillón de brazos, al otro lado de la mesa y enfrente al que él ocupaba.
Llegóse más, y entre ellos vio una gallarda señora sobre un palafrén o hacanea blanquísima, adornada de guarniciones verdes y con un sillón de plata. Venía la señora asimismo vestida de verde, tan bizarra y ricamente que la misma bizarría venía transformada en ella.
El país, por la mayor parte es montuoso y poblado de espesísimos bosques, muy abundantes de miel y de cera por la gran multitud de abejas de varias especies, entre las cuales hay una casta que llaman Opemús, la más semejante á las de Europa, cuya miel es odorífera y fragante, y blanquísima su cera, aunque algo blanda.
Allí estaba él, reluciente, armado de aquella pechera blanquísima y tersa, la envidia de las envidias de Trabuco. En aquel momento don Juan Tenorio arrancaba la careta del rostro de su venerable padre; Ana tuvo que mirar entonces a la escena, porque la inaudita demasía de don Juan había producido buen efecto en el público del paraíso que aplaudía entusiasmado.
En primoroso lecho de ébano con incrustaciones de marfil, reposaba una joven de tez blanca, blanquísima, y cabellos negros, negrísimos. Reposaba con un abandono sin delicadeza, en una posición de animal bien cebado. Hasta en el sueño es posible conocer la condición y espiritualidad de la persona. Salabert tuvo un momento la cortina suspendida.
Bajándose entonces la gorguera mostrole a Ramiro la terneza de su garganta. El mancebo se sintió desconcertado ante aquella blanquísima piel donde minúsculo lunar exasperaba el deseo cual voluptuosa pimienta.
Lo mejor de sus pobres haberes emplean en servicio de esta Señora, y quieren antes ser pobres que faltar un punto en su culto; y una vez que un Padre quería que vendiesen la cera de las abejas llamadas Opemús, que es blanquísima, y la mejor, le respondieron resueltamente: «No quiera Dios que se expenda en provecho nuestro lo que hemos ofrecido á su Madre Santísima, pues si nosotros nos privamos de esta cera por amor suyo, á ella le tocará socorrer nuestra pobreza.»
Estaba cargada de barriles de aguardiente y pilones de azúcar blanquísima, cuyos cristales, heridos por el sol, centellaban con diamantinas luces. Los animales, entornados los ojos, parecían dormitar. El buey de la izquierda, un hermoso buey sardo permanecía inmóvil; el otro, blanco, manchado de negro, se azotaba el lomo con la cola para espantar las moscas que le hostigaban.
Todo esto me lo dijo en su lengua pintoresca y armoniosa, suspendiendo su trabajo, arreglándose con la mano libre, blanquísima y rechoncha, los desordenados cabellos que le coronaban la frente, y sonriendo con la boca, con los ojos parlanchines y con los dos hoyuelos de sus carrillitos sonrosados.
Palabra del Dia
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