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Actualizado: 24 de julio de 2025
BIZCOCHO CON ALMÍBAR. Se baten bien seis yemas de huevo; se mezclan cincuenta gramos de harina, y en un molde de forma redonda, que se habrá untado antes con mantequilla, se mete al horno; se hace aparte almíbar a buen punto, y se vierte sobre el bizcocho. Para toda clase de bizcocho ha de estar el horno suave y el molde untado de mantequilla.
Tablas era siempre diligente para traer vino, porque la expectativa de las sobras le aligeraba los pies. Así volvió prontamente con la compra, y un instante después los dos furiosos evangelistas de D. Carlos mojaban un bizcocho en el dotado licor. Después bebieron con prudencia, por ser ambos como D. Felicísimo, varones de mucha sobriedad.
A que respondió el práctico: "yo no camino, á no dar providencias de comida; pues ya no tiene mas que petaca y media de bizcocho: que dejase el barco, que él se quedaria custodiándolo con dos peones, interin se proveia de todo lo necesario."
A las ocho de la noche los eché en tierra. Este dia se les diò de comer á los indios, y se les regaló aguardiente, tabaco, y bizcocho para de noche.
Despertó el chiquillo hace poco, y Patros le dio un bizcocho para que se entretuviera... Yo que lo oigo... acudo allá, y me le veo... ¡Virgen...! quiero cogerle, él no se deja... tengo que darle azotes... No. Aguarda. Desde aquí se oyen sus chillidos. ELECTRA. ¡Pobrecito mío! EVARISTA. Que le lleven a su casa. ELECTRA. Nadie le toque... Es mío. Los mismos; JOS
Esto es lo que se llama música de Navidad dijo cuando Aarón hubo acabado y volvió a entrar en posesión de su bizcocho . No hay música que esté a la altura de la música de Navidad... Y ya podéis imaginaros lo que debe ser eso en la iglesia, maese Marner, con el acompañamiento del órgano y el coro. No se puede dejar de creer que ya se está en un mundo mejor.
Vino aromatizado que sin pena beberse puede siendo de Cazalla, y que ningún cristiano lo condena. Agua de la Alameda en blanca talla, ¿dejáis por el bizcocho de galera y la zupia que embarca la canalla,» etc. etc.
A ver si te duermes... Cierra esos ojitos. ¿Verdad que me quieres? Más que a mi vida. Pero, hija de mi alma, ¡qué fuerza tienes! ¡Cómo aprietas! Si me engañas te cojo y... así, así... ¡Ay! Te deshago como un bizcocho. ¡Qué gusto! Y ahora, a mimir...
Antes de probarlo, se le fue la lengua otra vez acerca de lo mismo, si bien en tono más tranquilo. «No sé cómo me va usted a convencer, cuando yo tengo oídos, yo tengo ojos, y ante la evidencia, no valen...». Hizo un gesto de repugnancia y horror al probar el bizcocho mojado. «Tía... ¡Fortunata!... ¿qué es esto?, ¿qué me dan?... Este chocolate tiene arsénico».
A las nueve de la mañana llegaron indios, los cuales ascendieron 60 personas entre hombres y mugeres, y entre ellos una china ladina, sobrina del cacique Calpisquis, la que dijo que toda aquella gente era del expresado cacique, que venian á vender caballos y reses por bayeta, ollas, bugerias, bizcocho, sombreros, harina, aguardiente y porotos: los agasajé, dándoles de comer y aguardiente, y se empezó la feria.
Palabra del Dia
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