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Actualizado: 19 de junio de 2025
En el estado de ánimo en que me encontraba, es decir, atreviéndome apenas a aquilatar sin emoción la más inocente y la más usual de las palabras del lenguaje del corazón, mis previsiones más atrevidas jamás habrían llegado por sí solas a sobrepasar la idea de un sentimiento mudo y desinteresado.
Bien pronto las atrevidas palabras del Conde la hicieron conocer con quién se las había ... la luna, hasta entonces prudentemente encubierta con una nube espesísima, hizo brillar un instante el acero del celoso cantor delante del pecho de mi amo; poco duró el combate; la espada del Conde cayó a los pies de su rival, y un momento después ya no había un alma en todo el jardín.
Con las mejillas encendidas y los ojos brillantes de entusiasmo todos la colman de bendiciones, todos piden al cielo dicha interminable para la caritativa señorita. Las mujeres más atrevidas se abalanzan a ella y le besan las manos, los hombres agitan sus sombreros y de sus gargantas salen hurras y vivas que estremecen gozosamente el recinto.
Algunas más atrevidas respondían con otra mueca de burla que alborotaba a los maleantes jóvenes y les hacía prorrumpir en sonoras carcajadas. Pasaban rozando los cristales. El relampagueo de sus miradas, cándidas y maliciosas a la vez, alegraba el corazón e inclinaba la mente a suaves y felices imaginaciones. No es fácil ser pesimista en Sevilla.
Apoyando las cláusulas con enfático gesto, se le ocurrían frases de admirable efecto contundente, frases capaces de tirar de espaldas a todos los individuos de la familia si las oyeran. ¡Qué lástima que no estuviera allí su tía...! Como si la estuviera viendo, le soltó estas atrevidas expresiones: «Y para que lo sepa usted de una vez, yo no cedo ni puedo ceder, porque sigo en esto el impulso de mi conciencia, y contra la conciencia no valen pamplinas, ni ese cúmulo, ese cúmulo, sí señora, de... preocupaciones rancias que usted me opone.
No puedo resistir al placer de transcribir algunos párrafos, verdadera excepción en el tono general del libro, y en los que describe a Fort-de-France, en la Martinica: «Las fantasías más atrevidas de Goya, las audacias coloristas de Fortuny o de Díaz, no podrían dar idea de aquel curiosísimo cuadro.
Emilia comenzó a observarle y le pareció que todo eran chismes y habladurías, porque Julián seguía diciéndole cosas muy atrevidas con la mayor serenidad, sonriendo, bromeando tan a las claras que a la menor observación un poco seria podría responder ofendido: «¡Señora! ¿Pero usted qué se ha figurado?» No se atrevió a llamarle al orden, como le aconsejaron sus amigas, pero tanto machacaron y tanto le dijeron, que determinó hacerle alguna observación.
Es tal su opulencia de mármoles, que su solo pavimento de grandes baldosas blancas y negras ha costado la fuerte suma de 125,000 duros. Como se ve, las proporciones son colosales. Sus cinco vastísimas naves son de una majestad imponente, sobre todo la central, cuyo admirable artesonado de piedra reposando sobre numerosas columnas formidables y atrevidas es de una ligereza y audacia muy notables.
El magestuoso y sonoro idioma del Hedjaz consagrado por el profeta de Dios á la promulgacion del Koran, es prostituido y vilipendiado por sus atrevidas lenguas en obsequio del profeta nazareno : nada menos intentan esos criminales alucinados que convertir con una insensata predicacion los corazones de tantos miles de creyentes, fieles y fervorosos, al culto del Hijo de María, escarneciendo la doctrina y nombre de Mahoma. ¡Pobres insensatos!
Tal vez el temible orador estaba ya hablando á estas horas. Flimnap corrió al palacio del gobierno, entrando en el ala ocupada por el Senado. Su amor por Gillespie le sugería las más atrevidas resoluciones. El tímido profesor, que pocos días antes era incapaz de la más pequeña iniciativa, se asombraba ahora de su audacia.
Palabra del Dia
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