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Actualizado: 3 de junio de 2025


Clara despertó toda soñolienta, y de la primera vez no entendió lo que Dorotea le decía; y, volviéndoselo a preguntar, ella se lo volvió a decir, por lo cual estuvo atenta Clara.

No dicen mal dijo el Cojuelo ; pero, con todo eso, señora Rufina María, de tan gran talento se pueden fiar los que yo quiero enseñar a mi camarada. Esté atenta. Y tomando el espejo en la mano, dijo: Aquí quiero enseñalles a los dos lo que a estas horas pasa en la calle Mayor de Madrid, que esto sólo un demonio lo puede hacer, y yo.

Había sido reemplazada por la señora de Villanera, atenta a sus menores deseos y movimientos, pero que le daba miedo. En un ambiente tan poco tranquilizador, la pobre niña no se atrevía ni a dormir ni a estar despierta. Cerraba los ojos para no ver los tapices, pero no tardaba en volverlos a abrir, porque entonces se le presentaban otras imágenes más espantosas.

«Querida mía le dijo Maxi moviendo mucho la cabeza y los músculos de la cara, señal de una fuerte excitación nerviosa ; los dos moriremos después que hayamos cumplido nuestra misión. Y para que te penetres bien de la tuya, te voy a decir lo que he sabido por revelación celestial». Fortunata se preparó a oír el gran disparate que su marido anunciaba, y puso una carita muy gravemente atenta.

Aquel joven corazón se ofrecía con ternura filial y no habla que hacer más que apoderarse de él. Herminia escuchaba á Roussel con placer no disimulado. Le encontraba galante, gracioso, encantador. Fortunato tuvo la habilidad de hablarle de Mauricio y de referirle episodios de su infancia y con tan agradable historia la tuvo atenta toda la velada.

El Duque seguía enfilando su monocle a todos los rincones, presenciando los preparativos del desfile, con la curiosidad atenta de un inteligente en pintura. Al fin, reparando en el numeroso pelotón que por todas partes los estrechaba, dió orden de marchar, pero lentamente, al paso de los romeros. Quería ver todo aquello, no por hermoso, sino por nuevo.

El jefe quedó en profunda reflexión, con la frente en una mano y el codo en la mesa. Ferragut conocía la justicia militar, expedita, intuitiva, pasional, atenta á sentimientos que apenas tienen valor en otros tribunales, juzgando por los movimientos de la conciencia más que por la letra de las leyes, y capaz de fusilar á un hombre con la misma prontitud que emplea para dejarlo en libertad.

Con un andar forzoso y mecánico se le acercó lentamente. El niño no miraba a parte alguna. Estaba tuerto, estaba herido, estaba triste y despeinado..., con el traje en desorden.... Después de contemplarle un rato en atenta inmovilidad, Carmen se agachó un poco para mirar otra vez su cara en el espejo.

Porque D.ª Serafina Barrado, aunque estaba inmóvil y atenta con los ojos puestos en el orador, ofrecía tal vaguedad en la mirada, que bien se echaba de ver que se hallaba muy lejos de lo que decía. Lo que esta señora escuchaba, con imperceptibles estremecimientos de dolor y rabia, era el rumor de la plática de su capellán con Marcelina.

Como no era noche de tertulia, había en ella muy poca gente; y yo, sin pararme a considerar si faltaba o no a «las conveniencias», y atenta sólo a lo que me interesaba, le conduje al gabinete mismo en que el banquero «se me había declarado»; elegí un sitio en él donde pudiéramos hablar sin servir de espectáculo a la gente del saloncillo; senteme allí, y roguele a él, con una mirada y un golpecito con la mano en el sillón inmediato, que se sentara también.

Palabra del Dia

rigoleto

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