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Actualizado: 18 de junio de 2025


Cuando en América llevábamos cañones y fusiles á los revolucionarios, no nos preocupaba el uso que pudieran hacer de ellos. Tòni insistió en su negativa. No es lo mismo... No explicarme; pero no es lo mismo. Al cañón le puede contestar otro cañón. El que pega también recibe golpes... Pero ayudar á los submarinos es otra cosa. Atacan ocultos, sin peligro... y á no me gustan las traidorías.

Esos monstruos, caso que hayan existido, habrían puesto en peligro á la Naturaleza misma, chupándose el globo. A Dios gracias, los pulpos de nuestros días no son tan temibles. Sus elegantes especies, tales como el argonauta, gracioso nadador en su ondulada concha, el calamar, buen navegante, la linda sepia de ojos de azur, se pasean por el Océano y sólo atacan á los seres más pequeños.

Aquí paran, y reparten su presa, lo que rara vez hacen sin perder las amistades, terminando por lo comun en riñas, y efusion de sangre. Otras veces hacen una especie de guerra volante, con cuadrillas de 50 ó 100 hombres en cada una; pero entonces no atacan sino las quintas ó casas de campo, manejándose con mucha aceleracion, tanto en el ataque, como en su retirada.

Se atacan con encarnizamiento, se cruzan, se enlazan, se anudan y se retiran tiesos, para volver a embestirse después que pasa una vigésima parte de segundo. ¡Lástima que Isidora no tuviera su espíritu aquella noche en disposición de atender a las sabias enseñanzas de su padrino! Estaba aburridísima. Habían pasado tres meses sin que su situación variara sensiblemente.

¡Por las rocas de la Carniola! ¡tardas bastante también! exclamó viendo la segunda escampavía destacarse del horizonte y avanzar con rapidez . Llegan aquí como dos sabuesos que atacan a una corza en un zarzal; pero los sabuesos son pesados y torpes mientras que la corza es astuta y ligera. ¡Por sus ojos azules! la caza va a comenzar, porque se oyen los cuernos.

Don Manuel se abandona á la más sombría desesperación; la infeliz é inocente Leonor muestra en esta situación deplorable el amor y la abnegación que siente por su esposo, y los dolores del niño, próximo á espirar, aumentan los males de ambos. Después que la fantasía del poeta agota estas terribles escenas, nos ofrece á Leonor robada por los salvajes cafres, que atacan á los fugitivos.

Y en no habiendo verdad objetiva, no se concibe que ningun objeto pueda tener ningun valor. De esto se infiere, que los que atacan la objetividad, atacan una ley fundamental de nuestro espíritu, destruyen el pensamiento, y arruinan hasta la conciencia, hasta todo lo subjetivo, que les servía de base.

Veíalos yo durante la baja mar de lo alto de una roca, y á pesar de encontrarme muy elevado, al observar que los miraba, la asamblea emprendía su retirada, corriendo de través los guerreros y metiéndose en un instante cada cual en su garita. Ellos no son ningunos Aquiles sino más bien Aníbales. Sólo atacan cuando se sienten fuertes, devorando á vivos y muertos.

Como el comandante Prune ha hecho la misma advertencia a su apadrinado, síguese que en el segundo encuentro los adversarios se atacan con una violencia no exenta de torpeza; hay un cuerpo a cuerpo que regocija al operador de cine; precipítase Julio para separar a estos dos furiosos; pínchase fuertemente en el índice; lo vendan; descanso.

Se hace mucho uso de esta planta para pescar en los estanques, donde tan luego como se arroja, da la muerte á todos los pescados, sin que la carne de estos llegue con tal motivo á ser dañosa: suelen llevar tambien al interior este vegetal, para emplearlo, ya en la pesca, ya en la destruccion de los gusanos, que atacan á las bestias valiéndose de las heridas que les dejan los sanguinarios murciélagos.

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