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Actualizado: 5 de junio de 2025
Allí, en los campos de Dos Ríos, campos ya para siempre memorables, se apagó aquel astro inmenso que parecía inmortal; allí cayó peleando por la independencia de su patria, arremetiendo contra los defensores de la tiranía, la cabeza imperial descubierta y nutrida de leyendas y de asombros, con el alma en el aire, el batallador infatigable que fue para los cubanos, con sus racimos de palabras y sus manantiales de ternuras, como otra isla sonora y espiritual.... Allí, a aquellos campos, en silencio, que recogieron su última mirada y su último suspiro y que supieron también del primer grito de desolación y de angustia que arrancó a los suyos su caída; allí debieran ir en legiones los cubanos vivos, a purificarse y a lavarse de sus culpas y pecados.
Pero es lo que sucede siempre: pasan las cosas; va usted sintiéndolas y estimándolas una a una, y confiándolas de igual modo al dictamen o al afecto del amigo, y todas ellas van pareciendo naturales y corrientes, y ordenándose y acomodándose sin reparos, ni asombros ni aspavientos de nadie; pero devórelas usted solo; almacénelas adentro, y a la hora menos pensada, suelte el acopio entero y verdadero para que se vea y se estime en su legítimo valor: ya parecen cosas diferentes, y hasta resulta montaña lo que quiso usted que resultara granito de salbadera, o al revés... Por supuesto, voy hablando de lo que me pasa a mí de ordinario, para venir a parar a que lo que ha de asombrarle a usted, sin llegar a entenderlo claro, viéndolo derramado en esta carta, le hubiera asombrado menos y lo habría apreciado mejor siendo testigo presencial de los sucesos.
Estaba triste, después de los primeros asombros del viaje, y, al oírla suspirar debajo de su gran velo echado y murmurar palabras ahogadas que parecían quejas o plegarias, la compadecía con todo mi corazón. Hubiera querido mecerla en mis rodillas y consolarla con palabras acariciadoras como a un niño a quien se duerme para que no sufra.
Yo dormiría en la alcoba del salón contiguo, que tenía su correspondiente cama; con ella y cuatro cachivaches que se le agregaran de mi cuarto, estaría como un príncipe... ¡Válgame Dios los reparos y los miramientos y los asombros con que se negaron de pronto a complacerme! no en lo de quedarse en la casa algunos días, sino en lo de ocupar el gabinete que les ofrecía yo... Hasta que al fin cedió Mari Pepa, resignóse Lita, y aplaudió el gigante el acuerdo con una «¡esa es la derecha!» que retumbó en media casa.
Acaso nadie se dignará de miraros en mi corte, pero yo á nadie desprecio, y os brindo con mi proteccion. Si ha habido asombros en el mundo, ninguno ha llegado al de los que estas razones oyéron decir, sin poder atinar de donde salian.
Solamente puede soñar con la conquista del poder quien posea las armas, y mientras los «rayos negros» hagan su trabajo destructor, nuestros antiguos déspotas no llegarán á conseguir que renazca el pasado. El más grande de los asombros de Gillespie Siempre que el doctor Flimnap se presentaba con algún retraso en el alojamiento del gigante, creía necesario explicar el motivo de su tardanza.
De suerte que por un camino, ó por el otro, no podreis escapar de perpetuo Farsero; perdonad el equivocarme, de perpetuo Autor de farsas quise dezir; que no puede aver mayor desdicha que serlo. Conviertese esta Quaresma, ó aquella la pecadora mas pertinaz, que la mueven al cabo los asombros de su condenacion: mas acaso aveis visto reduzido algun poeta?
Atormentábame también el temor de parecer estúpida, pues bien sabía yo que muchas cosas que parecerían naturales para todo el mundo, serían para mi un manantial de sorpresas y admiraciones. Así es que resolví, para no poner en riesgo de burla mi amor propio, disimular cuidadosamente mis asombros.
Quedó en silencio Maltrana, como si se examinase interiormente. ¡País de asombros! continuó . ¡Yo banquero, yo que he hecho sufrir tanto a los prestamistas de Madrid!... ¡Tierra de transformismos, donde los albañiles se hacen agricultores, los curas fugitivos se convierten en padres de familia y los señoritos arruinados entran de cajeros de confianza en las casas de comercio!...
Palabra del Dia
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