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Actualizado: 14 de octubre de 2025


Para dominarse había hecho el siguiente raciocinio: Según todas las apariencias, el plan de los asesinos ha fracasado; la reina ha comido muy poco, y es ya viejo aquello de que: poco veneno ni mata ni daña... podrá suceder que á la reina... pero en fin... ¿y qué me importa á la reina? ¿qué favores la debo? he cumplido con lo que Dios me manda, procurando evitar el crimen.

Verán á los bandidos Sus puertas derribando, Violadas en su lecho Las prendas de su amor, Y en medio á la algazara De torpes asesinos Los cráneos de sus hijos Colmados de licor! Honor á los valientes Que vibren el acero Confiando en nuestra causa Con grande corazon; Y firmes como roca La espada levantando, De esclavos y tiranos Detengan la invasion!

Después de diez años de servicios fieles, así fueron echados la madre de Ramón y su hijo, como ladrones, como asesinos... Y nadie dudó en ese momento de las palabras del médico, a quien el hecho dio tema para disertar largamente sobre los sentimientos perversos de la canalla.

Es necesario descubrir la verdad, castigar a los culpables, si los hay, vengar la muerte de esa pobre señora, en el caso de que haya sido asesinada. ¿Querría usted que los asesinos quedaran impunes? Voy a decir a usted lo que yo creí comprender. La pobrecilla no me habló nunca de él.

Noticioso el monarca de la venida del buen Catelan, ó de los presentes que Catelan traia, ora fuese por Catelan, ora por los presentes, porque la tradicion no aclara este punto, envió un piquete de soldados bajo el mando de un capitan, cuyo piquete tenia por fin el guardar al espléndido provinciano de los bandoleros y asesinos que infestaban á la sazon el bosque de Bolonia.

Muy rara vez llegan a asesinos: para ello necesitan no tener ningún medio de que valerse a fin de tomar lo que codician o verse acorralados y sin más probabilidad de escapar a un fracaso que una puñalada dada a tiempo. Su afán, su ambición, es poder llegar a ser maestros, a dirigir golpes sin riesgo, es decir, a hacerse de un capitalito y trabajar de campana.

Allí los ladrones, con todo su cortejo de corredores y auxiliares, los asesinos, los peleadores, los prófugos, toda la gente que tenía cuentas que saldar con la justicia o tenía por qué saldarlas, buscaba un refugio para dormir o vivir con tranquilidad, para hacer con todo sigilo una operación comercial inconfesable o para ocultarse discretamente, mientras pasaban las primeras averiguaciones subsiguientes a un delito descubierto por la policía.

Y llegó á tanto su mal pensamiento, que mandó matar á doña María, su cuñada, pagando á los asesinos y tomando él parte material en el delito. Como persona noble que era don Fernando Saavedra, fué degollado con una espada y su cadáver estuvo expuesto en el tablado hasta la tarde en que se le dió enterramiento.

Juzga el año terrible, el cruento 93, como juzgaba San Germán las proscripciones de Sila y las matanzas de Nerón. Con escéptica mirada ha presenciado el desfile de los asesinos, de los septembristas, y de los guillotinadores, primero en carro y luego en carreta.

Al tercer día, sin embargo, volvió á salir con su escopeta. Atribuyéronle propósitos asesinos y hubo bienintencionado que susurró haberle oido amenazar con enterrar al lego en los surcos de sus campos; el fraile entonces le cobró verdadero miedo. A consecuencia de esto, bajó un decreto del Capitan General prohibiendo á todos el uso de las armas de fuego y mandándolas recoger.

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