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Actualizado: 25 de junio de 2025


Sólo había en él dos mujeres del pueblo arrodilladas y vestidas de luto: esposas ó madres de hombres muertos en la guerra. Al volver á la plazoleta se entretuvo en leer y releer los títulos de todos los papeles expuestos en un kiosco de periódicos.

Los murciélagos revoloteaban en las encrucijadas de las columnas, queriendo prolongar algunos instantes su posesión del templo, hasta que se filtrase por las vidrieras el primer rayo de sol. Pasaban volando sobre las cabezas de las devotas que, arrodilladas ante los altares, rezaban a gritos, satisfechas de estar en la catedral a aquella hora como en su propia casa.

Las dos mujeres, arrodilladas al pie del hogar y cubiertas las cabezas, ponen más altos sus ayes. Alzaos del suelo y atended a mis huéspedes. Dadles a todos de comer y beber. Vosotros entrad calentaos al amor de la lumbre. ANDREÍ

La cosa fué conmovedora: como organizada por los principales del partido.... Pero vámonos, que aquí molestamos hablando. Goicochea salió del templo huyendo de las miradas que le lanzaban dos aldeanas viejas arrodilladas ante la Virgen. En el porche de la iglesia continuó dando expansión á su entusiasmo. ¿Y ha visto usted cuántos milagros? ¿No le enternece eso?... dijo Aresti con gravedad.

Había que estar bien con el poderoso señor, y rezó fervorosamente varios padrenuestros de pie ante la imagen, reflejándose los cirios como estrellas rojas en las córneas de sus ojos africanos. Un movimiento de las mujeres arrodilladas delante de él distrajo su atención, ávida de intervenciones sobrenaturales para su vida en peligro.

Y sin embargo, era de creer que había guerra, puesto que aquella misma noche, cuando regresaba a Munich, vi en una plazuela, abrigada y recogida como una capilla de iglesia, cirios que ardían alrededor de una Maria-Säule, y mujeres arrodilladas, cuyos prolongados sollozos eran interrumpidos por las plegarias.

El mulaterío femenino de la casa y de la vecindad, había invadido la sala: no faltaban alrededor del féretro dos o tres mulatillas arrodilladas que se turnaban sucesivamente. Claro es que la sala había sido cubierta en un instante de crespón y de merino negros en homenaje a su ilustre dueña.

Varias veces entró en San Carlos, para ver siempre lo mismo: las vidrieras policromas cada vez más pálidas, así como descendía la tarde; los haces de banderas; los retablos rompiendo la sombra con el resplandor mortecino de sus oros, y mujeres arrodilladas é inmóviles: unas mujeres que parecían las mismas de la otra vez, como si las semanas fuesen minutos.

Este regreso a la patria después de muerto había durado muchos meses, yendo el buen cardenal a jornadas cortas, de iglesia en iglesia, precedido por un cuadro de Cristo, que adornaba ahora su capilla, y esparciendo sobre las multitudes arrodilladas los olores de su embalsamamiento. Para don Gil de Albornoz no había nada imposible. Era la espada del apóstol que volvía al mundo para imponer la fe.

El doctor abandonó la iglesia después de haber distraído con su presencia á algunas señoras vestidas de negro, que rezaban arrodilladas ante el altar mayor. Debían ser huéspedas del hotel, devotas de distinción, venidas de muy lejos, para hacer los ejercicios en la casa del santo.

Palabra del Dia

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