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Por muchos años el libro de Relaciones, memoriales y cartas de Rafael Peregrino, escrito con suma habilidad por el Secretario de Estado que fué de Felipe II para vindicarse de las acusaciones de los tribunales y darse por víctima paciente de injustas persecuciones, ejemplo lastimoso de la crueldad del sino, ha servido al juicio de su persona, andando de mano en mano impreso en todas las lenguas y en multiplicadas ediciones, no por apología hecha de puño propio, parafraseada y puesta en la trompeta de la fama por el autor mismo, antes por Retrato al vivo del natural de la fortuna de Antonio Pérez, como título que aplicó más tarde al libro, ya que pasaba sin objeción ni respuesta.

Lo cómico de esta apología no la salva de lo peligroso. ¡Pues no faltaba más sino que bastase ser genio, o creérselo, para no cumplir con las obligaciones, ponerse por cima de todo precepto y de toda Ley, desechar del corazón todo santo y puro entusiasmo, y hacerse un egoísta frío y repugnante, añadiendo a todo ello la insolencia de asegurar que se es así por devoción y sacrificio costoso al genio mismo, y que más bien que censura, se merece admiración, alabanza y pasmo!

Es mi apología por este largo preámbulo, mi sola excusa para escribir esta narración, el génesis de este verídico relato. En un momento, despejó el terreno de los objetos que estorbaban, y luego nos invitó a todos a levantarnos y examinarlo nuevamente. Hicímoslo con gravedad; nada notamos sino el asfaltado pavimento.

Los amigos del alemán, viéndolo sano y triunfador, se lo llevaban al fumadero con abrazos y palmadas en la espalda. Sonaron los taponazos del champán como prólogo de la descripción del combate. Algunos pasajeros volvían la espalda con indignación para no presenciar esta apología del homicidio.

Lo escrito en las hojas sueltas lo guardó el Padre dentro del libro de la nueva apología, y lo encerró bajo llave en el cajón de su bufete. La boda Don Jaime, entre tanto, había traído para la novia un hermoso traje, y collar y pendientes y broche muy ricos de diamantes y perlas. Doña Luz no pudo menos de reprenderle por esto.

La Apología de las comedias de Manuel Guerra, publicada en 1682, habla de innumerables escritos de polémica en prosa y en contra de la representación de las comedias, los cuales, aunque llenos por lo común de vanas declamaciones, ofrecen algunos párrafos interesantes, como los que siguen: Discursos políticos y morales en cartas apologéticas contra los que defienden el uso de las comedias modernas que se representan en España, por D. Josef Navarro Castellanos: Madrid, 1648.

Le salió al encuentro el padre Muriel en su apéndice a la traducción latina de la obra del padre Charlevoix; pero el idioma en que redactó sus notas, y el poco interés que inspiraba entonces esta apología, la dejaron ignorada en el público, para quien el silencio suele ser prueba de culpabilidad en los acusados.

Se esforzaba por hacer sentir al auditorio el terror de aquellas revoluciones, cuyo principal defecto era no haber revolucionado nada... Y a continuación una apología entusiasta de la familia cristiana, del hogar católico, nido de virtudes y dulzuras, con tal fervor, que no parecía sino que en los países donde no imperaba el catolicismo, eran todas las casas repugnantes lupanares u horrorosas cuevas de bandidos.

Soñaba en el día glorioso de la humana redención: cuando desapareciesen los dioses y diosecillos de afeminada sonrisa que hablan mantenido á los hombres durante siglos en la esclavitud, cantándoles la canción de la humildad y la repugnancia á la vida, arrullándolos en su eterna niñez, con la apología de la resignación cobarde ante las injusticias terrenales, como medio seguro de ganar el cielo...

El pasaje copiado contiene, sin duda alguna, la apología más ingeniosa y elocuente del teatro nacional, que en España, en donde la práctica ha sido tan superior á la teoría, reinó como soberano, y al mismo tiempo una réplica satisfactoria á los ataques de Figueroa, de Villegas y de otros clásicos. Dejemos ahora los principios teóricos de Tirso, y ocupémonos en el examen de sus obras dramáticas.