Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 1 de mayo de 2025
Del error que noto en tí, confieso que he participado. Por lo menos, ha sido en mí un descuido atroz, una ligereza imperdonable, el no hablarte antes como te estoy hablando hoy. Pero si yo erré, con reconocerlo ya y con apartarme del error, te induzco á que me imites, aunque te dé armas en contra mía. Lo que afirmas, probará mi inconsecuencia, mas no prueba nada contra mi consejo.
-Naturalmente eres cobarde, Sancho -dijo don Quijote-, pero, porque no digas que soy contumaz y que jamás hago lo que me aconsejas, por esta vez quiero tomar tu consejo y apartarme de la furia que tanto temes; mas ha de ser con una condición: que jamás, en vida ni en muerte, has de decir a nadie que yo me retiré y aparté deste peligro de miedo, sino por complacer a tus ruegos; que si otra cosa dijeres, mentirás en ello, y desde ahora para entonces, y desde entonces para ahora, te desmiento, y digo que mientes y mentirás todas las veces que lo pensares o lo dijeres.
Porque zaherí á vuestro padre en un romance, escrito por mi desesperación y por mis celos, cuando os vi casada con don Fernando de Castro, hanme tenido dos años preso entre frailes; porque recobro la razón y tengo valor bastante para apartarme de vuestros brazos, dejando en ellos mi vida y mi ventura, me prendéis vos.
»Nada pensé, nada dije, nada respondí. Toda la noción que me quedó de mi propia existencia, la invertí en recoger de aquella escombrera a que instantáneamente habían quedado reducidas vida y alma, los alientos necesarios para apartarme de allí. Y eso hice a duras penas.
Noche y día pienso en vos, y vuestra imagen no me deja sosiego; mi más hermoso sueño consiste en haceros la compañera de mi vida, para jamás apartarme de vos, buena y querida Marta. Al pronunciar estas palabras apasionadas, Mathys tomó la mano de la viuda.
Que no tengo de acertar a volver a este lugar donde agora le dejo, según está de escondido. -Toma bien las señas, que yo procuraré no apartarme destos contornos -dijo don Quijote-, y aun tendré cuidado de subirme por estos más altos riscos, por ver si te descubro cuando vuelvas.
Vime harto y contento con el segundo amo y con el nuevo oficio; mostréme solícito y diligente en la guarda del rebaño, sin apartarme dél sino las siestas, que me iba a pasarlas, o ya a la sombra de algún árbol, o de algún ribazo o peña, o a la de alguna mata, a la margen de algún arroyo de los muchos que por allí corrían.
-Yo me tengo en cuidado el apartarme -replicó Sancho-, mas quiera Dios, torno a decir, que orégano sea, y no batanes. -Ya os he dicho, hermano, que no me mentéis, ni por pienso, más eso de los batanes -dijo don Quijote-; que voto..., y no digo más, que os batanee el alma. Calló Sancho, con temor que su amo no cumpliese el voto que le había echado, redondo como una bola.
Sus cerradas ventanas, sus espesas celosías, no daban paso a ninguna esperanza. Sin embargo, aquella fachada era tan elocuente, que no podía dejar de mirarla. Al apartarme de allí, el viejo muro con su puerta, sus ventanas, sus aleros y sus miradores, quedaba tan presente en mi imaginación como si fuese una fisonomía. ¡Cara funesta, que nunca tuvo una sonrisa para mí!
Yo veía lucir en tu frente la estrella de la inmortalidad, y su resplandor me cegaba: tus sienes se me mostraban circundadas de un nimbo luminoso. »Así explico yo y así disculpo mi inevitable rendimiento; así explico yo y así disculpo también el valor cruel que he tenido para echarte lejos de mí y para apartarme de ti, después y por siempre.
Palabra del Dia
Otros Mirando