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Actualizado: 12 de julio de 2025
Quiso hacerlo con más energía, y como estaba tan nervioso, tiró tanto que la campana atronó la casa. Lázaro se asustó, creyendo que Elías iba á salir hecho una furia, clamando contra el que así alborotaba. Largo rato pasó sin que nadie abriera; pero al fin distinguió alguna claridad al través del ventanillo; sintió pasos; una mano descorría la tabla, abrióse el agujero y aparecieron dos ojos.
Innumerables cantores y trovadores vinieron á la corte, atraídos por las recompensas y honores que les aguardaban . La enumeración de las obras en prosa y verso, que aparecieron en esta época, en su mayor parte bajo la protección ó á impulsos de la reina Isabel, formaría un catálogo importante.
Las escenas lejanas de la muerte del de Luzmela se le aparecieron en una confusión tenebrosa, y se quedó «mirándolas» con los ojos abiertos y parados sobre la vidriera plegada del balcón. Creyó sentir entonces que una cosa dura golpeaba los cristales con siniestro aleteo.... ¿Si sería la nétigua? Se acercó a observar, andando de puntillas con infantil sigilo. No era la nétigua.
La parte contraria tampoco tuvo nada que decir. Cuando llegaron a la meseta, lugar del duelo, don Víctor y los suyos encontraron solo el terreno. Quince minutos después aparecieron entre los árboles desnudos don Álvaro y sus padrinos, más el señor don Robustiano Somoza. Mesía estaba hermoso con su palidez mate, y su traje negro cerrado, elegante y pulquérrimo.
¡Eh, compañeros! ¡Que soy un trabajador como vosotros! Las manos: a ver las manos rugieron algunos braceros, sin abatir sus armas amenazantes. Y por entre los embozos de la capa, aparecieron unas manos fuertes, cuadradas, con las uñas roídas por el trabajo. Uno tras otro, iban aquellos hombres acariciando las palmas, apreciando sus duricias. Tenía callos: era de los suyos.
Me acerqué a él, pero estaba muerto. Toda una partida de moros avanzaba escondiéndose. Nos metimos en la barca y remamos con furia hacia el centro del río; la corriente nos llevaba hacia el mar; así que nuestra única preocupación fué alejarnos de la orilla. Los moros aparecieron a la descubierta.
Tú no saber. Que cuente la historia de Nicolasa y cómo a él le cogieron en Madrid para llevarle a San Bernardino, y ella fue al espital; y estando él una noche durmiendo, se le aparecieron dos mujeres del otro mundo, verbigracia, ánimas, para decirle que la Nicolasa hablaba en el espital con uno que le iban a dar de alta... No ser eso, no ser eso: cállate tú.
Esto, que al principio no llamó mucho la atención, atrájola luego poderosamente cuando en Abril y á principios de Mayo, se recrudeció de tal manera la enfermedad, que por las mañanas aparecieron las calles de Sevilla llenas de perros de todas castas que habían muerto durante la noche.
Al cabo de larga espera el órgano hizo vibrar sus notas poderosas por el ámbito del templo, y en la puertecilla de la sacristía aparecieron los tres sacerdotes con sus brillantes capas de tisú de oro y se dirigieron al altar. Detrás de ellos entraron algunos otros clérigos y varios particulares privilegiados, que se acomodaron en el presbiterio para oír la misa.
Las demás especies de obras dramáticas españolas, que aparecieron después, al finalizar el siglo XVII, como las zarzuelas, tonadillas, follas, etc., serán objeto de nuestro examen en los capítulos siguientes.
Palabra del Dia
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