Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 29 de noviembre de 2025
Ya lo oyes, Amaury: bailaremos el próximo vals. Pero recuerda, Magdalena repuso Amaury, gozoso y turbado a un tiempo, que precisamente ése es el vals que debía bailar con Antoñita... Magdalena volvió vivamente la cabeza y sin pronunciar palabra interrogó a su prima con una muda mirada.
No me digas nada prosiguió el doctor; de sobra sé que te es indiferente todo esto y que tu noble corazón sólo desea cariño. Escucha, pues, Antoñita: a ti te conviene casarte, ¿estamos? Antonia intentó replicar; pero el señor de Avrigny, le impuso silencio con un gesto.
No hay que apurarse, no ha sido nada dijo Antoñita riendo: un alfiler que ha resbalado sobre el raso. No pases pena: esta noche serás la reina del baile. ¡La reina del baile, dices! ¡Qué broma más generosa! Puede ser reina del baile, aquella a quien todo sienta bien y a quien todo la hermosea; pero no la que es tan difícil de adornar y embellecer como yo.
El doctor se estremeció y levantó la cabeza. ¡Cómo! ¡Antoñita! ¿eres tú? exclamó. ¡Bien venida seas, hija mía! No sé si dirá usted eso mismo dentro de muy poco rato, tío. ¿No? ¿por qué no he de decirlo? Porque vengo a reñirle. ¿Reñirme, tú? Sí, yo misma. ¡A ver! Explícate; dime por qué. Querido tío, lo que tengo que decirle es cosa muy seria. ¿De veras?
Antoñita se preocupaba de él casi exclusivamente, y le trataba con más intimidad que a los otros, al paso que colocaba en segundo lugar a Felipe; y por lo que toca a Amaury casi no podría decirse que fuese el tercero en la serie de las preferencias de Antoñita, por lo que el grave tutor juzgó que era impertinente semejante conducta, y a la quinta noche, aprovechando un momento de general distracción, acercose a Antoñita, y en voz baja y con amargo acento le dijo: ¿Sabe usted, Antonia, que manifiesta honrar con muy poca confianza a un amigo y a un hermano, ya que tal me considero?
No por eso irá usted a quedarse solo, porque tendrá en su compañía a su sobrina, a su Antoñita, que tanto le quiere, que a nadie ama más que a usted y que jamás se separará de su lado.
A partir de aquel instante estuvo Magdalena distraída y visiblemente preocupada, tanto que casi no respondía a las palabras de Amaury. Seguía con la mirada a Antoñita, que habiendo recobrado con el bullicio, la luz y el movimiento, su habitual jovialidad, parecía infundir a su paso una corriente de alegría en el ambiente de aquel salón que atravesaba ligera y gentil como una sílfide.
Además, creo que aunque quisieras obrar de otro modo no sabrías, pues no se pierden así en pocas semanas las costumbres adquiridas en el transcurso de diez y ocho años. Pero, ¿no le dices nada a Antoñita?...
Al alejarse Antoñita después de una de esas visitas que hacía a Magdalena, Amaury, que acompañaba a ésta, le dijo: Ya que eres tan magnánima, ¿no te parece, Magdalena, que para que la reparación sea completa debo bailar con tu prima? ¡Naturalmente! respondió Magdalena. No había pensado en eso y se resentiría ella... ¡Cómo! ¿Que se resentiría? ¡Claro está!
¿Y por qué no le cita usted para esta misma noche? preguntó Antoñita, que por encima del hombro de su tío leía lo que éste iba escribiendo. Porque serían muchas emociones juntas, para mi pobre hija. Ahora irás a decirle que le he escrito ya y que crees que vendrá mañana por la mañana. Y haciendo entrar al ayuda de cámara de Leoville le entregó la respuesta.
Palabra del Dia
Otros Mirando