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Actualizado: 3 de mayo de 2025
Lo que produjeron las rejas y los sillares de berroqueña apenas bastó para pagar unas cuantas piedras traídas de Angulema. El nuevo edificio era extranjero, antipático, barroco, en el mal sentido de la palabra, y en vez de buhardillas españolas, tenía una gran montera de pizarra.
No obstante el parecido con su antipático papá, era el chiquillo guapísimo, con tal expresión de inteligencia en aquella cara, que se quedaba uno embobado mirándole; con tales encantos en su persona y carácter, y rasgos de conducta tan superiores á su edad, que verle, hablarle y quererle vivamente, era todo uno. ¡Y qué hechicera gravedad la suya, no incompatible con la inquietud propia de la infancia! ¡Que gracia mezclada de no sé qué aplomo inexplicable á sus años! ¡Qué rayo divino en sus ojos algunas veces, y otras qué misteriosa y dulce tristeza!
Leocadia no se muestra conmigo igual que antes, ni tan expresiva, ni tan cariñosa... ha variado mucho, y la mudanza coincide con la llegada de Tirso, mejor dicho, con las idas de tu madre a misa. En una palabra, temo que, así como ha influido en doña Manuela para que rece, trata de conseguir que tu hermana no me quiera... Le seré antipático... ¡qué sé yo por qué!
Disputador eterno, poniendo en cada disputa, por nimia que fuese, una cantidad de pasión y de violencia verdaderamente asombrosas; ganoso siempre de llevar la contraria a cuanto se decía aunque fuese más claro que la luz del mediodía; de un pesimismo feroz y antipático para juzgar a los hombres, a tal punto que no se dió el caso jamás de que creyese puros los móviles de una acción humana, por noble y honrada que apareciese; rencoroso y vengativo hasta la locura.
«Nada, enteramente primitiva» pensaba el Delfín, el bloque del pueblo, al cual se han de ir a buscar los sentimientos que la civilización deja perder por refinarlos demasiado. Un día hablaban de Maximiliano. «¡Infeliz chico! decía Fortunata , el odio que le he tomado, no es odio verdadero sino lástima. Siempre me fue muy antipático.
El cansancio obligó á Elena repetidas veces á volver á la mesa; pero al poco rato ya estaba llamando con sus ojos al bailarín, que acudía oportunamente. Torrebianca no ocultó su disgusto al verla con este mozo antipático. Fontenoy permanecía impasible ó sonreía distraídamente durante los breves momentos que Elena empleaba en descansar.
Todo cuanto veía lo encontraba censurable y antipático.
Ya había dicho en el primer momento cuál era su pretensión: que no la molestase más el apoderado del príncipe por aquella deuda olvidada. La pagaré algún día, si puedo... Lo más seguro es que no la pague nunca. Dala por perdida, y dile á ese señor antipático que no me escriba más. Miguel, seducido por la sencillez con que esta mujer emitía su enorme deseo, imitó el tono de su voz.
La adoración de la rosquilla formada con los dedos no la mortificó tanto como otros días. El gusto de conjurar aquel gran peligro y de librarse de acreedor tan antipático, no le permitía fijarse en exterioridades más o menos cargantes. Abreviando la sesión lo más posible, se despidió. ¡Las humillaciones de aquel día la tenían tan nerviosa...!
El amor debe ser algo más dulce, más tranquilo... Era imposible que yo le quisiera toda la vida. Su genio siempre me ha sido antipático... Detesto á los hombres soberbios... Es porque tú lo eres. Quizá dijo ella con franca resolución; pero así es... Por lo demás, no puedo negarte que me causa pena el verle marchar, sabiendo que es por mi causa.
Palabra del Dia
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