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Y reía mirando a la inocente doña Pepa, que allá en el otro banco explicaba por centésima, vez a la italiana, los portentosos milagros del patrón de Alcira, con el anhelo de que la extranjera pusiera su fe en el santo, dando de lado a todos los bienaventurados de su país. No crea usted continuó la artista que yo le he olvidado en este tiempo. Soy su amiga y lo de usted me interesa.

En nuestros viejos romances y leyendas, siempre roba el moro a la linda infantina cristiana, y siempre el caballero cristiano logra su anhelo con la princesa mora, en la noche o en la mañanita de San Juan; y en el pueblo se diría que conservaban la tradición de los viejos romances. Las calles estaban llenas de gente. Todo el pueblo estaba en las calles y además los forasteros.

Juan Pablo prestaba atención muy escasa al asunto de Maximiliano y a todos los demás asuntos de la familia, como no fuera el de la herencia. Su anhelo era cobrar pronto para pagar sus trampas. Entraba de noche muy tarde, y casi siempre comía fuera, lo que agradecía mucho doña Lupe, pues Nicolás con su voracidad puntual le desequilibraba el presupuesto de la casa.

Por causa de sus adelantos políticos, su anhelo por el bien nacional y la solidaridad de su población el Uruguay puede considerarse como un valioso laboratorio social para toda la América. 1. ¿Cuál es el tamaño relativo del Uruguay? 2. ¿Cómo es su clima? 3. ¿Por qué es popular el Uruguay entre los brasileños y los argentinos? 4. ¿Puede compararse con la Riviera?

Á Velázquez nunca le había gustado, mas aguijoneado ahora por el anhelo de la venganza, procuró doblegar á ella su gusto, consiguiéndolo á medias. Animado por el éxito, llegó á esperar que al cabo le hiciese olvidar su desdichado amor, cosa que deseaba con todas las veras de su alma. Pocas entrevistas fueron necesarias para que los dos se entendiesen.

Había tal anhelo revelado y temeroso en esta pregunta, que el impávido marino, tan señor de mismo y tan risueño, sintió una verdadera emoción de piedad y de ternura. La estaba mirando a los preciosos ojos ardientes, cuando contestó: Estaré... todo el tiempo que quieras.... Entonces, siempre....

Como ya he dicho que estaba algún tanto excitado y deseaba con extraño anhelo declarar mis sentimientos a la hermana, cogí la ocasión por los pelos en cuanto se presentó. Di, chiquito, ¿te acordarás de cuando me vaya, o te acordarás tan sólo de los caramelos? preguntaba bajando la cabeza hasta ponerla a nivel de la del niño.

No había ido con gusto al trabajo por ser domingo. Nunca iba con gusto, porque él daba a la rueda y su tía cobraba. Pero al fin, con gusto o sin él, allá fue tranquilo, pensando en que por la tarde se divertiría en el Canal o en la Arganzuela. Había estado toda la mañana esperando con mucho anhelo la hora de soltar el trabajo. Contaba los segundos por las vueltas de la odiosa rueda.

Poseído nuevamente de furor, al sentir que se levantaba, se arrojó sobre ella, clavándole la zarpa en los brazos, y manifestando con rugidos, más que con voces, su ardiente anhelo de tenerla en su compañía. « queriendo ti... Matar , ajogar mismo yo en río, si no venier ...

Desengañada, al claustro te vinistes y aquí el reposo con placer hallastes; hay siempre quien te aplauda con anhelo; antes era la tierra, ahora es el cielo. Canta Rosa, su voz tiene pendiente un cúmulo de humanas atracciones zozobrando en el rápido torrente de aplauso general y aclamaciones.