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Actualizado: 8 de julio de 2025
»A los amantes les acompaña la juventud, en tanto que a los padres nos acecha la vejez. »Lo que para ellos es su primera pasión para nosotros es nuestro último sentimiento. »Cuando a un marido le engañan, cuando a un amante le venden, encuentra a su placer mil queridas, y sucesivos amores llegan a hacerle olvidar el primero. »Mas ¡ay! un padre ¿podrá encontrar otra hija?
Ya habéis dicho que hablemos con juicio, y es una locura pensar que puedan amarse como hermanos un hombre como vos y una mujer como yo. Vivamos como amantes. ¡Como amantes! ¿pues qué, no os vais de Madrid? Sí por cierto; pero por el mismo camino que yo me vaya podéis ir vos. Y bien; suponiendo que yo consienta... Y Dorotea miraba de una manera ansiosa á don Juan.
Adriana y Julio vivían ahora en una dicha excesiva y en esa zona de adoración anormal que embellece a los amantes y los hace caros a la muerte. Y no era la muerte, sin embargo, lo que se aproximaba a ellos en la invisible trama de los acontecimientos. También Raquel, al día siguiente, quiso ir con Adriana y Lucía a Nueva Pompeya. Cuando llegaron amanecía.
Cierta noche Lafontaine vió en el teatro de la Porte-Saint-Martín á Frédérick Lemaitre, al gran Frédérick, romántico y enorme como Hugo, «y su alma dice Daudet, experimentó esa trepidación reveladora que sólo sienten los artistas y los amantes». Enrique Thomas se decretó un porvenir. Seré actor dijo.
Demos de barato por más que á ellos les ha de salir algo caro que los amantes de la Chananay y la Liceria triunfen. Este triunfo representa tres noches de comedia de magia, con cantos, bailes y gimnasia.
Muchas mujeres que yo conozco han sido tus amantes, y yo me dije: «¿Por qué no yo también?» Luego pensé en los hombres que han pasado por un vida, y añadí: «¿Por qué no él?...» Ahora eran los codos de Alicia los que se apoyaban en sus rodillas, y como el príncipe estaba sentado sobre dos almohadones nada más, casi quedaban al mismo nivel sus ojos y sus bocas.
Todavía es de maravillar cómo los individuos que a ella pertenecen no están más enclenques y decaídos, mereciendo el apodo de D. Pereciendo o de D. Líquido con que suele motejarlos la baja plebe. El gallardo tipo del torero debe estimularlos con emulación. Bien lo da a entender el poeta cuando dice en elogio del insigne Pedro Romero: Das a las tiernas damas mil cuidados, y envidia a sus amantes.
La gatita de Mari-Ramos se escapó por el tejado, en amor y compaña de un gato pizpireto, que olía a almizcle y que tenía la mano suave. Demos tiempo al tiempo y no andemos con lilailas y recancanillas. Es decir, que mientras los amantes apuran la luna de miel para dar entrada a la de hiel, podemos echar, lector carísimo, el consabido parrafillo histórico.
Se da traza de entrar en la casa de su rival y de indisponer á los dos amantes, descubriendo el engaño del último y obligándole, al fin, casándose con ella, á cumplir sus antiguas promesas.
Convencido por una serie de deducciones naturales de que los dos amantes debían escribirse, se aplicó a descubrir sin descanso sus medios de correspondencia.
Palabra del Dia
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