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Actualizado: 8 de julio de 2025


1 El monstruo de la fortuna, de tres ingenios. 2 La Virgen de la Salceda, del maestro León y Calleja. 3 Industrias contra finezas, de D. Agustín Moreto. 4 La dama capitán, fiesta que se representó á S. M., de los Figueroas. 5 También tiene el sol menguante, de tres ingenios. 6 Lo que puede amor y celos, de un ingenio de esta corte. 7 Los amantes de Berona, de D. Cristóbal de Rojas.

Yo me caso, me caso, y me caso, porque soy dueño de mis actos, porque soy mayor de edad, porque me lo dicta mi conciencia, porque me lo manda Dios; y si usted lo aprueba, ella y yo le abriremos nuestros amantes brazos y será usted nuestra madre, nuestra consejera, nuestra guía...».

Sosegadas, pues, estas dos pendencias, que eran las más principales y de más tomo, restaba que los criados de don Luis se contentasen de volver los tres, y que el uno quedase para acompañarle donde don Fernando le quería llevar; y, como ya la buena suerte y mejor fortuna había comenzado a romper lanzas y a facilitar dificultades en favor de los amantes de la venta y de los valientes della, quiso llevarlo al cabo y dar a todo felice suceso, porque los criados se contentaron de cuanto don Luis quería; de que recibió tanto contento doña Clara, que ninguno en aquella sazón la mirara al rostro que no conociera el regocijo de su alma.

Al joven que ha estado doce capítulos comiéndosela con los ojos sin que ésta se dignara mirarle. Desde entonces, una corriente eléctrica se establece entre los dos amantes. ¡Se habían contemplado! ¡Ay

También había correspondencia larga, y lo peor del caso es que yo era el correo de los dos amantes. ¡Aquello me daba una rabia...! Según la consigna, yo salía a la plaza, y allí encontraba, más puntual que un reloj, al señorito Malespina, el cual me daba una esquela para entregarla a mi señorita.

El duque Octavio asiste á la entrevista anterior á la cita sin ser notado de los amantes, advirtiéndose que ama también á la Princesa, aunque sin esperanza de ser correspondido, por cuyo motivo toma la insidiosa resolución de fingirse el Conde.

Poco les bastó para vivir á los célebres amantes: adoptaron el sobrio y solitario régimen de Robinsón, comida de viernes. En dirección del Mediodía se encuentran algunos lugares más civilizados, agradables y deliciosos, tales como Pornic, Royan y Saint-Georges, Arcachón, etc. Ya he mentado en otra ocasión Saint-Georges, la dulce playa de los olores amargos.

El corazón de los amantes se estremeció de alegría delante de aquel cuadro prodigioso, tan lejano de los que se acostumbran á ver en la tierra. ¡La tierra! La tierra no existía en aquel sitio: era un mito sombrío, una pesadilla de la imaginación. ¡Quién se acordaba de la tierra! Allí no había más que cielo; cielo arriba, cielo abajo, cielo en todas partes.

Mauricio había procedido como un verdadero enamorado, diciendo ¡adiós!, sin esperanza de retorno, á sus varias amantes, sacerdotisas de las más nobles artes: la comedia, la ópera y el baile. ¡Se acabaron las locuras! Su mujercita y los estudios serios nada más.

El granuja y ella se miraron. ¡Ay! ¡Cuánto idealismo, cuánta pasión en aquella mirada! Los suspiros sucedieron á los suspiros, y las ternezas á las ternezas, hasta que un suceso imprevisto cortó el hilo de tan dulce comunicación, truncando de un golpe la felicidad de los amantes.

Palabra del Dia

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