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Actualizado: 4 de mayo de 2025


FERRANDO. Atreverse a galantear a una de las primeras damas de su Alteza. Un hombre sin solar, digo, que sepamos. JIMENO. No negaréis, sin embargo, que es un caballero valiente y galán. GUZMÁN. , eso ... pero en cuanto a lo demás ... Y luego, ¿quién es él? ¿Dónde está el escudo de sus armas? Lo que me decía anoche el Conde: «Tal vez será algún noble pobretón, algún hidalgo de gotera

García de Resende, que acompañaba al Rey y no estaba muy lejos, se acercó entonces y dijo: Bien puede Vuestra Alteza estar satisfecho de que este anciano haya quedado libre de toda injuria. No sólo es portugués, sino uno de aquellos portugueses que dan más gloria a Portugal en esta nuestra edad para Portugal tan gloriosa.

Pero, reverendo padre, horribles males hay en la tierra. ¿Qué hace al caso que haya bienes ó que haya males? quando envía Su Alteza un navio á Egipto, se informa de si se hallan bien ó mal los ratones que van en él? Pues qué se ha de hacer? dixo Panglós. Que te calles, respondió el derviche.

FERRANDO. Siempre me lo han contado de diverso modo. GUZMÁN. Y como se abultan tanto las cosas... JIMENO. Yo os lo contaré tal como ello pasó por los años de 1390. El Conde don Lope de Artal vivía regularmente en Zaragoza, como que siempre estaba al lado de su Alteza.

Quiero mucho á aquella dama me dijo ; quiero ir á casa de aquella dama... y yo resistí, porque aunque yo no era asustadizo, me asusté... me asusté porque vi á dónde me llevaría la necesidad de halagar á su alteza para no perder su favor... y me vi obligado á ceder... hizo el diablo que el príncipe viese otras dos veces en el mismo coliseo á doña Ana, y ya fué imposible resistir á su voluntad... me hubiera arrojado de , si me hubiese negado.

Y dispuesto á cumplir su misión, pide el nombre del adversario. El teniente Martínez. Don Marcos cree haber entendido mal; luego vacila sobre los pies y queda mirando á Su Alteza con estupor.

¡Oh! ¡oh! exclamó el duque de Lerma con un acento que engañó á doña Ana. Yo no debería deciros esto, señor dijo ella ; pero no debo engañaros; no debo excusaros ni la parte más leve de la verdad. Además que su alteza es muy niño... ¡Y sin embargo, quiere pervertirle el buen duque de Uceda!... El duque de Uceda es muy ambicioso, y hace la guerra á su padre el duque de Lerma de la manera que puede.

En seguida, con una alteza de lenguaje y de gesto que Ramiro no había advertido en ella hasta entonces, expresó que no había en este mundo dicha comparable a la de aquel que lograba sumergirse en la contemplación del Ser Único, verdadero, permanente, teniendo siempre fijo el pensamiento en su majestad y esplendor, a fin de que la muerte le sobrecogiera en dicho estado.

7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la alteza sea de la virtud de Dios, y no de nosotros. 10 llevando siempre por todas partes la mortificación del Señor Jesús en nuestro cuerpo, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestros cuerpos.

Ruperto volvió la espalda a la ventana, saludó y dijo con su voz fuerte y alegre de siempre: Pues estoy tratando de excusar la ausencia de Vuestra Alteza. ¿Podía dejar sola a esta señora? El Duque se adelantó, asió a Ruperto por el brazo y señalando la ventana, exclamó: ¡En el foso hay lugar para otros además del Rey! ¿Me amenaza Vuestra Alteza? preguntó el joven.

Palabra del Dia

hociquea

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