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Actualizado: 29 de julio de 2025


El duque de Lerma no contestó una sola palabra; únicamente hirió una y otra vez con un movimiento nervioso la alfombra, con el tacón de su zapato. Casásteisla entonces con vuestro sobrino; vendísteis á vuestra hija... Era una alianza conveniente... Pudo conveniros á vos, no á ella.

Abrió los ojos, sus divinos ojos obscuros, encendidos otra vez con un sano fulgor de alegría, y vió cómo la luna, al través de los vidrios descubiertos, ponía a los pies de su cama una pálida alfombra de luz que iluminaba tímidamente toda la habitación.

Este se encargaría de «hacer arte» cuando llegase su hora, colocando el cuadro célebre, la estatua, el tapiz ó la alfombra allí donde diesen más placer á sus ojos.

«Un dia no le sobre el collado, «Ni sentado de su árbol á la sombra, «Ni en el bosque, ni arroyo sosegado, «Ni entre el brezal que la pradera alfombra. «En fúnebre ataud al otro dia «Le llevar al campo de los muertos: «Llega, y leerás en esa losa fria «El epitafio de sus huesos yertos

Soltó la pistola, que cayó en la alfombra con ruido mate, y estrechó a la mujer.... Cedió el talle de ésta como una flor tronchada, y hallose con Lucía exánime en los brazos.

Aquellas águilas, según el señor Páez, hacían juego con otras dos bordadas en la alfombra de su despacho.

La casa mas modesta de Lóndres vista interiormente es linda y curiosa: todo está ordenado y limpio. Un pequeño jardinito, de dos varas de extension, se tiende como una alfombra delante de la puerta, que capítulo está cercada por una verja de hierro.

»Por el alquiler de una cama con colchones de pluma, sábanas de holanda y repostero de damasco, mantas y demás, cinco ducados. »Por ídem de doce sillas, un sillón, una mesa, un candelero de plata y una alfombra, seis ducados. »Por una comida traída de la hostería de los Tudescos, ocho ducados. »Por una cena de ídem, cuatro ducados. »Por un almuerzo de ídem, cuatro ducados.

La joven experimentó una especie de vergüenza al verse así sorprendida y dejó resbalar al niño sobre la alfombra. Germana no había amado aún más que a su madre y a su padre. No había estado en el colegio, no había tenido amigas y no conocía a ningún hombre.

Y Lucía, desgreñada, patética, hermosa, se arrojó a los pies de Artegui, y abrazó sus rodillas, y se arrastró en la alfombra. A duras penas la alzó el pesimista. Usted sabe dijo confuso que yo estimaba poco la vida... digo más, que la aborrecía desde que llegué a entender su vacuidad y cuán inútil carga es para el hombre... y ahora, muerta mi madre y sin tener a nadie que sintiera mi falta....

Palabra del Dia

buque

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