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Actualizado: 27 de junio de 2025


Pero estoy en brasas, fray Luis; si alguien viniera de improviso... tenéis una celda tan reducida... os tratáis con tanta humildad... pueden sorprendernos. El hermano Pedro está alerta; ya habéis visto que no ha podido veros el portero, á pesar de que yo tengo siempre mi puerta franca. ¿Y quién ha venido á visitaros á estas horas? preguntó el señor Alonso.

Su maestro venerado, el rector del seminario, al verle entregado con ardor al estudio de las matemáticas, de la física, de la filosofía, le había dado la voz de alerta. ¿Por qué estudiar tanto? ¿A qué conducía, en último resultado, la ciencia? Lo necesario para salvarse se podía aprender bien en un día, en una hora, en un minuto. Lo importante no es saber, sino orar y trabajar.

Mirad dijo ésta , ¡oh, reverenda justicia!, dónde están mis endotrinadas; huyen mi enseñanza saludable, y se entregan a sus zambras, y no advierten en traer con ellas a la prudencia y virtud personificadas en una dueña; los luengos mantos espantan a los almaizares y alcandoras; vigilancia, alerta, reverenda justicia.

Todavía, cuando trabó amistad con ellos y se multiplicaron las señales de su inclinación, y su hermana le dió la voz de alerta, no pudo imaginarse que pudiera existir entre ambos otra cosa que una amistad más o menos estrecha protectora y maternal por parte de ella, rendida y fervorosa por la de él.

Yo gobernaré esta ínsula sin perdonar derecho ni llevar cohecho, y todo el mundo traiga el ojo alerta y mire por el virote, porque les hago saber que el diablo está en Cantillana, y que, si me dan ocasión, han de ver maravillas. No, sino haceos miel, y comeros han moscas.

Jaime se levantó contento, y al deshacer la barricada de muebles que obstruía la puerta, rio algo avergonzado de su precaución, considerándola casi una cobardía. Las mujeres de Can Mallorquí le habían trastornado con su miedo. ¡Quién podía venir a buscarle en la torre, sabiendo que estaba alerta y lo recibiría a tiros!

Estaba viendo el terror escondido debajo del orgullo y asomando la cabeza; pero el orgullo, o, mejor, la terquedad, no le dejaba salir. No sentía miedo, sino dolor, un dolor inexplicable en el pensamiento, una sensación rara de no dormir nunca, de no reposar jamás, de un alerta eterno. Detrás del punto negro que tenía delante y que ya estaba cerca, veía seguro y claro un triunfo resonante.

Estabilidad y suficiencia en el empleado. He aquí la clave de todas las mejoras. Filipinas es dócil y ama al español. La suerte de Filipinas reside en Madrid. Con tiempo damos el alerta desde sus tranquilas tiendas. Mucho se habla de nuestras colonias del Asia y no menos se escribe, ¿pero en qué tonos? ¿por quién? y sobre todo ¿con qué grados de conocimientos?

Al formarse las partidas de brisca o de tute no consentía que se lo diesen por compañero so pena de renunciar al juego. En fin, que estaba tan alerta y sobre que era imposible atacarla por ningún lado. No obstante, las de Meré persistían en su proyecto y trabajaban por llevarlo a cabo con paciencia; que es la garantía más segura para dar cima a las grandes empresas.

Sin necesidad de decírselo, ni por señas, acudieron ambos a una cita.... Se encontraron a poco en el salón de doña Petronila Rianzares donde habían muchas señoras y tres clérigos. Allí se había reunido la flor y nata de lo que llamaba El Alerta «el elemento levítico» de la población.

Palabra del Dia

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