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Actualizado: 11 de julio de 2025
La esposa de don Pompeyo suspiraba y entregaba las zapatillas suizas y el frasco del aguardiente, y el amo de la casa desaparecía.
Allí era donde más intolerable resultaba el olor de alcohol. Parecían impregnados de él los alientos y la ropa de toda la gente. Vió Batiste á Pimentó y á sus contrincantes sentados en taburetes de fuerte madera de algarrobo, con los naipes ante los ojos, el jarro de aguardiente al alcance de una mano y sobre el cinc el montoncito de granos de maíz que equivalía á los tantos del juego.
El pescador se acercó á ella entonces, y la dió una gran rebanada de pan con un pedazo de queso encima. Cada uno de los tres huérfanos recibió otra ración igual de pan y queso y medio vaso de aguardiente, previo el indispensable brindis «á la buena gloria del defunto».
Empezaron el viernes al anochecer, y aún estaban los tres en sus silletas de cuerda el domingo por la tarde, jugando la centésima partida de truque, con el jarro de aguardiente sobre la mesilla de cinc, dejando sólo las cartas para tragarse las sabrosas morcillas que daban gran fama al tabernero Copa por lo bien que sabía conservarlas en aceite.
Sin embargo, como se hallaba entre sus ministros, le guardaba ciertos miramientos que en otro sitio se hubiera desdeñado de concederle. Con permiso de usted, a mí me parece que la existencia de un ser creador de todas las cosas no es tan fácil de probar. Se prueba, como tres y dos son cinco gritó un presbítero escanciándose una copita de aguardiente. Verá usted si lo pruebo...
Comenzaba á acostumbrarse á la atmósfera de la taberna, encontrando cada vez más graciosa la «porfía». Hasta Pimentó le resultaba un hombre notable... á su modo. Uno de los Terreròla perdía terreno visiblemente. Dos días de aguardiente á todo pasto, con sus dos noches pasadas en turbio, empezaban á pesar sobre él.
Otras veces era la angustia de haber sido pisado por una bestia de enorme pesadumbre. Le echaban un cubo de agua por la cabeza, y luego, al recobrar los sentidos, obsequiábanle con un gran trago de aguardiente de Cazalla de la Sierra. Ni un príncipe podría verse mejor cuidado. A la plaza otra vez.
Bien dice Quintana: ¡Ay! ¡infeliz de la que nace hermosa! Llena por consiguiente de recuerdos de grandeza, la trapera necesita ahogarlos en algo, y por lo regular los ahoga en aguardiente. Esto complica extraordinariamente sus gastos. Desgraciadamente, aunque el mundo da tanto valor a los trapos, no es a los de la trapera.
Regalos para los infieles. 1 barril de riño de España. 2 de aguardiente. 2 tercios de yerba. El 14 marcharon las carretas con los viveres de la tropa y peonada; y el Comandante Azara, los facultativos Cerviño, Insiarte, Perez y Echague, salieron de Buenos Aires este dia 17 de Marzo.
Pues el Provisor desnuda a todos los santos para vestirse él. Es un pillo, a fe de Barinaga, un pillo que ya sé yo de qué muerte va a morir. Barinaga olía a aguardiente. Era el olor de su bilis. Don Cayetano se encogió de hombros y dio media vuelta.
Palabra del Dia
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