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Cuando la muchacha, aturdida por este parloteo, y dudando si emplear sus ahorros en el gran remedio que le proponía para sujetar al novio infiel, acababa por entregarle dos reales, la gitana prorrumpía en lamentos y súplicas. Reina, añade aunque no sea mas que un realillo. ¡Con esa carita de clavel, y tan agarrá!

El crucero, a poca distancia, levanta sus brazos de piedra manchados por el oro viejo del liquen.... La yegua, de improviso, respinga, tiembla, se encabrita.... Julián se agarra instintivamente a las crines, soltando la rienda.... En el suelo hay un bulto, un hombre, un cadáver; la hierba, en derredor suyo, se baña en sangre que empieza ya a cuajarse y ennegrecerse.

Aconteciole al señor Ginés de Sepúlveda, cuando las suaves manos de doña Guiomar asieron las suyas y sus ojos se fijaron espantados en sus ojos, que creyó que de él se apoderaba el diablo; espantose muy mucho más que doña Guiomar, y aturdiose; y sin saber cómo, no encontrando otra cosa de que ampararse, amparose del mismo peligro que le espantaba; es decir, que se abrazó a doña Guiomar, y de tal manera, que no parecía sino náufrago que, llevado por las furiosas olas, con una tabla se encuentra y a ella se agarra.

Aunque hace poco tiempo que estoy en la casa ya cogí ley al señorito, porque es simpático y amable... y tiene ángel... ¡vamos porque , porque me gusta! Pero ya el señorito puede comprender que una joven sola en una casa con un caballero no parece bien... La gente es muy mala y se agarra a cualquier cosa para hacer daño... Necesito mirar por mi honra.

Me agarra cuando menos lo pienso y se introduce dentro de mi ser, se filtra en mis venas como un veneno sutil y me inflama... Clara le miró fijamente con ojos donde además de la tristeza se pintaba la cólera y murmuró sacudiendo la cabeza: ¡Está bien! ¡está bien!

Lo mismo que con las personas; como que hay «personas-dolor» y «personas-alegría». A una de éstas le digo: ¡Cuánto gusto! ¡Adelante! Tome asiento; a las otras les hago decir con mi sirviente que no estoy. ¿Y qué haces cuando una de esas que llamas «personas-dolor» te sorprende y te agarra sin poder evitarlo? ¿A qué hora? ¿Cómo a qué hora?

?Que quereis decir con esto? Respondo como el, es demasiado tarde. Jamas puede serlo para reconciliaros con vuestra alma, y para reconciliarla con Dios. ?No teneis ya esperanza? Estoy admirado: aquellos que desesperan del cielo se crean sobre la tierra alguna fantasma que es para ellos como la debil rama a la que se agarra un desgraciado que se esta ahogando.

De repente se abalanza sobre uno, le agarra del brazo y le dice con voz breve y seca: «¿Dónde está la montura?» «Allí, señor» contesta, señalando un bosquecillo. «Cuatro tiradores» grita entonces Quiroga. ¿Qué revelación era ésta? La del terror y la del crimen hecha ante un hombre sagaz.

Y acordaos de que esas reglas son ley lo mismo cuando tiréis al blanco que cuando tras del escudo se os venga encima un jinete lanza en ristre ó espada en alto, dispuesto á partiros el alma. Pero ¿quién es ése que agarra el arco como un cayado y que hace tantas muecas para apuntar?

No qué propensión tiene la humanidad a alegrarse del mal ajeno; pero he observado que el público sale más alegre y decidor, más risueño y locuaz de una representación silbada: el autor, entretanto, sale confuso y renegando de un público tan atrasado: no están todavía los españoles dice para esta clase de comedias: se agarra otro poco a las intrigas, otro poco a la mala representación, y de esta suerte ya puede presentarse al día siguiente en cualquier parte con la conciencia limpia.