United States or French Polynesia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Añejas historias, sin tiempo ni comarca. Unas sombrías, otras milagreras y fascinadoras. Consejas de tesoros ocultos, de agüeros, de princesas, de ermitaños. Una vieja esclava, herrada en la frente, sabía cuentos de aparecidos. Ramiro la escuchaba con singular atención, cada vez más goloso de pavura y de misterio. La estancia era un vasto recinto que ocupaba casi todo el plano de la torre.

Sacó Sancho cuatro cuartos de la faltriquera y dióselos al mochacho por la jaula, y púsosela en las manos a don Quijote, diciendo: -He aquí, señor, rompidos y desbaratados estos agüeros, que no tienen que ver más con nuestros sucesos, según que yo imagino, aunque tonto, que con las nubes de antaño.

Quiero decir, Sancho, que el deseo de alcanzar fama es activo en gran manera. ¿Quién piensas que arrojó a Horacio del puente abajo, armado de todas armas, en la profundidad del Tibre? ¿Quién abrasó el brazo y la mano a Mucio? ¿Quién impelió a Curcio a lanzarse en la profunda sima ardiente que apareció en la mitad de Roma? ¿Quién, contra todos los agüeros que en contra se le habían mostrado, hizo pasar el Rubicón a César?

Hasta ahora no has pensado en esto, ni te acordaste de tu postrimería. 9 Estas dos cosas te vendrán de repente en un mismo día, orfandad y viudez. En toda su perfección vendrán sobre ti, por la multitud de tus adivinanzas, y por la copia de tus muchos agüeros. 10 Porque te confiaste en tu maldad, diciendo: Nadie me ve.

El mundo piensa, cree, elige, discute, imagina, siente, trabaja; calla la sinagoga judía; callan los agüeros paganos; callan los oráculos gentiles; callan los dioses mitológicos; callan los geroglíficos egipcios; los ídolos callan, callan para siempre; muchas sepulturas se abren, muchos muertos asoman.... Otro mundo principia, otro rey manda, otro Dios gobierna.

No me atrevo a negarlo ni a ponerlo en duda, señor don Alejandro: después de lo que usted me ha dicho, eso es... creo, creo hasta en agüeros... ¡y hasta en las brujas mismas, caray! El caso es, amigo mío, que el daño existe, para mi desgracia. Esa es, mi señor don Alejandro, la que yo lamento: no la mía, que ya no me preocupa.

Y quién sabe si en otro lugar lograríamos, y cuánto tiempo tardaríamos en lograr, la reputación y clientela que aquí tienes, yo tanta costura, y don Paco el poder que aquí alcanza y su mangoneo provechoso, debido en mucha parte a su capacidad, pero no menos aún a la sombra y al apoyo de don Andrés, con quien priva. ¿Y de dónde sacas esos agüeros tan angustiosos?

"Yo he puesto diligencia en mis agueros Y hallo buen presagio en cuanto veo, Y espero que saldrán bien verdaderos, Cortados á medida del deseo: Y veros tan valientes y guerreros, Cual lo sois, y siempre yo lo veo, Me pone nuevas fuerzas y me anima A conquistar los Charcas, Cuzco y Lima."

Bueno, bueno. Déjese de eso ya: a lo hecho, pecho. Esto de matrimonios, sólo lo ata y lo desata el de arriba. ¿Y quién sabe si saldrá muy bien, a pesar de todos mis agüeros y mis necedades? Porque ¿quién soy yo sino un cegato, un miope? ¡Bah! Esto es como lo que pasa con el microscopio. Mira usted una gota de agua a simple vista ¡y parece tan clara!, vamos, que dan ganas de bebérsela.

-Déjate desas sandeces -dijo don Quijote-, y vamos con pie derecho a entrar en nuestro lugar, donde daremos vado a nuestras imaginaciones, y la traza que en la pastoral vida pensamos ejercitar. Con esto, bajaron de la cuesta y se fueron a su pueblo. Capítulo LXXIII. De los agüeros que tuvo don Quijote al entrar de su aldea, con otros sucesos que adornan y acreditan esta grande historia