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Actualizado: 7 de noviembre de 2025
Villamelón, muy contrito de su falta, prometió remediarla al día siguiente, cuando fuese a Chamartín a inspeccionar los períodos de la incubación artificial, que ocupaba en aquella época toda su atención y todo su tiempo. Diógenes, al saber las nuevas aficiones del ilustre prócer, había dicho: No hay que extrañarse... Está clueco.
En estas breves interrupciones, doña Rufina demostraba un gran conocimiento del mundo y un pesimismo de buen tono respecto de la virtud. Para ella no había más pecado mortal que la hipocresía; y llamaba hipócritas a todos los que no dejaban traslucir aficiones eróticas que podían no tener. Pero esto no lo admitía ella.
Lo afirmaba el Capellanet, que por sus aficiones belicosas tenía algo de jurisconsulto. «Defensa propia, don Jaime...» En la isla sólo se hablaba de este suceso. En los cafés y casinos de la ciudad todos le daban la razón. Hasta habían escrito a Palma relatando el hecho para que lo publicasen los diarios. A estas horas sus amigos de Mallorca estarían enterados de todo.
Y las armas amenazadoras volvían a ocultarse bajo las mantas. Sí, soy de los vuestros siguió diciendo el joven. Soy carpintero, pero me gusta vestir como los señoritos, y en vez de pasar la noche en la taberna, la paso en el teatro. Cada cual tiene sus aficiones... Esta decepción causó tal desaliento en los huelguistas, que muchos de ellos se retiraron. ¡Cristo! ¿dónde se ocultaban los ricos?...
El trato continuo con Bonnat había despertado en París las aficiones artísticas de Currita, y no contenta con el papel de Mecenas, quiso cultivar ella misma el arte del divino Apeles.
La baronesa creía que bajo las inesperadas artísticas aficiones de su lectriz emboscábase una intentona de emancipadora rebelión, y ya que no pudiese oponer un formal veto sin manifestar al desnudo su celoso despotismo, desahogó su mal humor presentando un diluvio de objeciones. ¡Es gracioso que esa señorita se permita disponer de su tiempo sin mi permiso! dijo a su sobrino.
Había olvidado á sus rusos de aspecto sedicioso: ya no les daba dinero: otras eran ahora sus aficiones. De pronto, mostró deseos de vivir una larga temporada en Londres, y esto la hizo ceder á la petición de su hijo, que ansiaba realizar un viaje solo por toda Europa. Ya eres un hombre; vas á tener catorce años.
Ella, enamorada de él rabiosamente por su parecido con el Maestro, quería casarse, y le hablaba de los millones del gobernador, mezclando sus entusiasmos románticos con las aficiones prácticas de su raza. Pero Febrer acabó por huir, antes de que la inglesa le dejase a su vez por algún director de orquesta que se asemejase más a su ídolo.
El hecho es que no tenía yo la edad todavía de querer ni de ser querido, cuando entre otras varias obras francesas que en mis manos cayeron, hacía ya un papel muy principal la de la famosa cortesana citada. Chocome aquella máxima, y fuese pueril vanidad, fuese temor de que por apocado me tuviesen, adoptela por regla general de mis aficiones.
Allí estaba él para servirle; podía decir cuál era su intención. El personaje volvió a hablar con no menos anfibologías y rodeos, como si temiese descubrir de golpe su pensamiento. El vivía muy ocupado. Era el hombre que en todo Madrid disponía de menos tiempo para dar satisfacción a sus particulares aficiones.
Palabra del Dia
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