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Actualizado: 11 de julio de 2025


Perdón respondió el pintor con su habitual sinceridad un poco ruda . Tiene usted un muy cumplido talento de aficionada. , pero no es un talento que en rigor pudiera proporcionarme recursos para vivir. Podrá usted conseguirlo... pero para eso habrá que conceder más tiempo al estudio. ¡Más tiempo! murmuró Beatriz. Y precisamente al decir eso dio dos golpes la campana del castillo.

Como todos los hombres extraordinarios, anda por el mundo caballero en una nube, y se le antoja ver ángeles domésticos en cada dama andariega y aficionada al acre aroma de varón. Mi querida Isabel, usted es la mujer que yo he soñado para formar un hogar... Como veis, Sindulfo es un doncel romántico, digno de ser cantado por Walter Scott.

El P. Gil levantó los ojos y reconoció a la hija de Osuna. La conocía mucho de vista, aunque jamás había hablado con ella. No ignoraba que era penitenta muy asidua del P. Narciso, y aun habían llegado a sus oídos ciertos rumores que rechazó, por supuesto, con indignación. Sin embargo, aquella joven tan aficionada a la iglesia, tan suelta y andariega, no le era simpática.

Sólo hay un inconveniente no corto: que las tales predicaciones regeneradoras levanten de cascos a la gente levantisca y aficionada a vivir a salto de mata, y produzcan alborotos, motines y hasta guerras civiles.

No sucede como en nuestras antiguas comedias, donde casi nunca hay madre. En lugar de la madre, pone el poeta a un personaje muy cómico, y bien caracterizado: a una vecina, ya de años, vulgar, aficionada a conversación, falsa devota, y con otras malas cualidades, que la hacen apta para mediar en cualquier intriga galante.

Nunca fue demasiado aficionada a las galas, pero de pronto se descuidó por completo en el vestir; le gustaban las flores y dejó de adornar con ellas su cuarto; deliraba por la música y pasó semanas enteras sin abrir el piano.

Quiso en seguida doña Inés preparar y adoctrinar a Juanita para el monjío, y echando mano a las obras del padre maestro Juan de Avila, a que ella era muy aficionada, le leyó, con comentarios y anotaciones de su cosecha, párrafos y aun capítulos enteros del muy edificante tratado que el mencionado padre escribió para una monja, explanando profusamente aquellas palabras del santo rey David, que dicen: «Oye, hija, e inclina tu oreja y olvida tu pueblo y la casa de tu madre aquí ponía doña Inés madre en vez de padre, para que viniese mejor a cuento , y codiciará el rey tu hermosuraClaro está que este rey era Cristo con quien quería doña Inés que Juanita se desposase.

Procuraba siempre don Fernando leer los papeles que yo a Luscinda enviaba y los que ella me respondía, a título que de la discreción de los dos gustaba mucho. Acaeció, pues, que, habiéndome pedido Luscinda un libro de caballerías en que leer, de quien era ella muy aficionada, que era el de Amadís de Gaula...»

La abuela es aficionada a la etiqueta con E mayúscula, como ella la escribe, y, para ella, estaba yo faltando a las más elementales conveniencias al anunciarle sin más ceremonia el alba de mi vigésimasexta primavera. ¡Ay! jamás he podido aprender la calma, esa calma de las tropas veteranas de que habla sin cesar mi primo el comandante Harmel.

Tenemos una manera demasiado diferente de concebir el empleo de nuestros días. ¡He reflexionado mucho, he tratado igualmente de conformarme a sus deseos, y encuentro que no me divierto nada, divirtiéndome! Estoy cierta que usted no amaría mucho tiempo a una compañera tan poco aficionada a la gran vida. Créame, hemos equivocado el camino.

Palabra del Dia

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