Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 11 de mayo de 2025
Bien quisiera, lector, que pensáramos a dúo y que mi conciencia hallase siempre eco en la tuya: si por torpe desespero de lograrlo, por sincero creo merecerlo. No busques en mis cuentos y novelas lección ni enseñanza: quédese el adoctrinar para el docto, como el moralizar para el virtuoso: sólo tienes que agradecerme el empeño que puse en divertir y acortar tus horas de aburrimiento y tristeza.
Así resulta vano en mi sentir, el propósito que tuvo Fernando de Rojas o que supuso que tuvo, de adoctrinar a los jóvenes enamorados para que no se fiasen de sirvientes inmorales y lisonjeros y de mediadoras perversas como Celestina.
Voy, pues, a ver si los relato, y si consigo, no adoctrinar ni enseñar nada, sino divertir algunos momentos o interesar a quien me lea. Hace ya muchos años, el vizconde y yo, jóvenes entonces ambos, vivíamos en la hermosa ciudad de Río de Janeiro, capital del Brasil, de la que estábamos encantados y se nos antojaba un paraíso, a pesar de ciertos inconvenientes, faltas y aun sobras.
Desde allí salió a recorrer con rapidez y por pocos meses la Alemania y la Italia, y desde allí fue a solazarse, durante los veranos, en Baden, Wiesbaden y Homburgo, donde había treinta y cuarenta y ruleta, y donde asistía multitud de ninfas sabias y elegantes, más aptas que Egeria para adoctrinar, pulir y dar charol a los modernos Numas.
Yo no trato de enseñar nada ni de probar nada. Si alguien deduce consecuencias o moralejas de la lectura de este libro, él, y no yo, será responsable de ellas. Yo sólo pretendo divertir un rato a quien me lea, dejando a los sabios enseñar y adoctrinar a sus semejantes, y dejando a nuestros hombres políticos la difícil tarea de regenerarnos y de sacarnos del atolladero en que nos hemos metido.
Fernando de Rojas tuvo, o imagina también que tuvo, el propósito de adoctrinar la juventud y de apartarla del vicio.
El escritor, pues, que se respete y que estime su misión en lo que vale, es menester que se sustraiga y emancipe de la protección y tutela del tirano, que aprenda y ejerza oficio manual para vivir independiente, y que, de esta manera, escribiendo sólo por amor a la gloria y por filantropía, esto es, por deseo santísimo y purísimo de adoctrinar a los hombres y de hacerlos más virtuosos, componga obras merecedoras de pasar a la posteridad, para bien de las generaciones futuras, a quienes sirvan de guía y norte.
Y es la segunda razón, la de que tengo amigos guipuzcoanos, que habrán de alegrarse mucho, si se prueba bien que su lengua y su casta fueron el instrumento de que se valió la Providencia para acabar con la barbarie, iluminar el mundo y adoctrinar a las demás naciones.
Quiso en seguida doña Inés preparar y adoctrinar a Juanita para el monjío, y echando mano a las obras del padre maestro Juan de Avila, a que ella era muy aficionada, le leyó, con comentarios y anotaciones de su cosecha, párrafos y aun capítulos enteros del muy edificante tratado que el mencionado padre escribió para una monja, explanando profusamente aquellas palabras del santo rey David, que dicen: «Oye, hija, e inclina tu oreja y olvida tu pueblo y la casa de tu madre aquí ponía doña Inés madre en vez de padre, para que viniese mejor a cuento , y codiciará el rey tu hermosura.» Claro está que este rey era Cristo con quien quería doña Inés que Juanita se desposase.
Palabra del Dia
Otros Mirando