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Actualizado: 8 de mayo de 2025


Sus nervios parecían del todo arruinados: su fuerza moral era la de un niño: andaba arrastrando los pasos, aun cuando sus facultades intelectuales conservaban su prístina fuerza, ó habían adquirido acaso una mórbida energía, que solamente pudo haberles comunicado la enfermedad.

Núñez, como ya se ha dicho, le llevaba ocho o diez años de edad, gozaba de un nombre ilustre como pintor, frecuentaba la alta sociedad y era temido y agasajado por su mordacidad. Estas circunstancias hacían que Tristán se sintiese halagado por aquella amistad que, aunque nacida hacía dos años nada más, había adquirido gran intimidad, hasta llegar a tutearse.

Cuando aquel hombre ha hablado, la multitud ha dicho lo que tenía que decir; la multitud se conoce, ha podido recoger y unificar sus fuerzas, ha adquirido lo que no tenía: conciencia y unidad. Ya no es un conjunto inorgánico de fuerzas ciegas: es un cuerpo inteligente cuya actividad tiende á un objeto fijo, bueno ó malo, pero al cual se encamina con decisión y conocimiento.

Desde niña había adquirido fama de decir muy bien los versos. En los salones suele haber señoras que cantan, y se las aplaude; las hay que tocan el arpa, y a éstas también se las aplaude, aunque no tanto; otras, por fin, bailan sevillanas, y éstas son, en realidad, las que más entusiasmo inspiran y consiguen arrastrar los corazones masculinos.

Amparo fue de las más apreciadas, por el sentido que daba a la lectura; tenía ya adquirido hábito de leer, habiéndolo practicado en la barbería tantas veces. Su lengua era suelta, incansable su laringe, robusto su acento.

¡Oh! no se parece á Clementina ... Pero te decía que me había contenido el temor de que fueses víctima de la señorita Guichard, como lo he sido yo ... He pensado mucho en todas estas cosas desde que volví de mi viaje y he adquirido la certidumbre de que podrás escapar al peligro. ¿Qué es lo que quieres, en suma? Una mujer y no una fortuna.

En este número se contaba doña Beatriz, la cual, sobre su innato despejo, si bien no había cursado en ninguna universidad, tenía cierto saber adquirido en la conversación frecuente de su marido don Braulio, quien gozaba fama de sujeto muy ilustrado, aunque sólo tuviese 3.000 pesetas anuales de sueldo.

Ya eres otro; ya estás donde yo quería y esperaba verte... no tan pronto, es verdad, y esto es lo que me sorprende y maravilla; pero, al fin, estás... estás, eso es; y puesto que estás, procura no perder lo adquirido; guárdalo, ¡caray! como un tesoro que es tuyo legítimamente, descubierto en tu propio terreno... Mañana o el otro, esos señores se irán por donde han venido, y sería una triste gracia, Leto, que en cuanto se quitara el puntal se nos viniera la casa abajo... No, señor, ¡caray! no, señor.

Formaban una original pareja el hortera endomingado y aquella muchacha, que por estar cerca su casa iba de trapillo, sin perder por esto el aire de distinción adquirido en la niñez y llevando su cesta con la desenvoltura de una colegiala que comete una travesura.

Entró, pues, en aquellas habitaciones cerradas tres años hacía, santuario de su amor de madre que ella sola visitaba, y comenzó a disponer lo que había de retirarse, lo que había de sustituirse y lo que se había de añadir, para que nada faltara al huésped y encontrase allí satisfechas las nuevas necesidades que hubiese adquirido en la corte.

Palabra del Dia

bagani

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