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Actualizado: 30 de abril de 2025
El golpe de tos que le vino, acompañando a la risa, fué tan vivo, que parecía que iba a desplomarse presa de la congestión. ¡Hombre, tiene gracia! ¡tiene muchísima gracia eso! dijo al cabo entre los flujos de la risa y de la tos . No se me había ocurrido hasta ahora.... De aquí en adelante incluiré en los gastos de mi casa todas las compras de valores y todas las casas que edifique.
Tras pensarlo mucho, después de haber intentado en vano desarrugar el periódico con las manos, se lo llevó a la cocina y lo alisó con una plancha caliente, dejándolo luego donde su hermano lo encontrara, sin que Tirso lo viese. Al caer la tarde volvió Pepe con Millán, que acostumbraba a comer allí los domingos, quedándose gran parte de la noche acompañando a don José, por estar cerca de Leocadia.
Aun cuando la religión no nos diera más que esta fe en el renacimiento del pasado, deberíamos bendecir a ella y a su fundador. ¡Y quién no tiene en este mundo seres queridos que espera ver en el otro! 24 octubre de 1825. Me encuentro sola en la casa, arreglándolo todo y disponiendo su cierre. Ayer salieron todos para la ciudad acompañando a mi esposo.
Por entre la multitud de pasajeros, empleados y changadores que llenaban el andén, apareció Melchor acompañando a Ricardo. ¿En qué andan? Este, que quería comprar La Nación y La Prensa, a pesar de que yo los llevo. Y yo también. No importa replicó Ricardo; yo no puedo pasarme sin los diarios. ¡Pero si los teníamos!
Otro le fue acompañando hasta la puerta haciéndole presente que pensaba dedicarse a la poesía lírica y consultándole al propio tiempo si debía comenzar por el estudio de la Biología o el de la Patología interna.
Un tanto ligera, sí repuso el sacerdote, acompañando estas palabras con una sonrisa para desvirtuar su aspereza. La joven se puso encarnada. La conversación se hizo más seria. Cerca de las nueve divisaron las torres de Lancia y la gran cortina negra de montañas que cierra su horizonte. El cielo estaba despejado. El viento soplaba tibio del Sur.
La señorita Margarita, á pesar de su incompetencia, no dejaba de señalar sucesivamente á mi atención todos los encantos de aquel paisaje severo y dulce, acompañando, sin embargo, cada una de sus observaciones con una reserva irónica.
Todas las mujeres del pueblo, sin exceptuar las que eran comadres suyas, irían contra ella porque estaba al servicio de la marquesa. A la misma hora del anochecer entró Watson en el pueblo. Después del terrible suceso de la mañana había tenido que preocuparse del cadáver de Pirovani, acompañando á los padrinos de éste y al médico. Primeramente lo guardaron en un rancho ruinoso cercano al río.
Don Melchor comprendió que su sobrino deseaba quedarse solo. No; me vuelvo a Sarrió. Avisa que enganchen. Despidióse de Belinchón y Cecilia en casa. Gonzalo lo fué acompañando a pie hasta la salida del parque. Ambos iban silenciosos y sombríos. El anciano, además, sumamente pálido.
La carretela no llevaba cascabeles, pero los caballos de la Góndola sí... ¿O serían cigarras, grillos... ranas... cualquier cosa de las que cantan en el campo acompañando el silencio de la noche?... No... no; eran cascabeles, ahora estaba seguro... ya sonaban más cerca, con cierto compás... cada vez más cerca.
Palabra del Dia
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