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Actualizado: 25 de julio de 2025
Si quieres que nazcan al paso de tu alma las rosas celestes, acoge el dolor del ocaso y zurce las míseras vestes. Bien sabes que es noble y es santo alzar al que cae en la vía. No dudes ni niegues. El llanto secado es raudal de alegría. Si pones tu mano en la mano del pobre, Dios besa la tuya. No cierres tu puerta, ¡oh mi hermano! no sea que de ella Dios huya.
Mientras suceden estas cosas, estalla la desunión en la familia real de Persia, á la cual han llevado cautiva á Clodomira; un hijo de Cosroes, gravemente ofendido por su padre, se acoge á Heraclio con Clodomira, y con su ayuda se apodera de la capital de Persia y recupera la Santa Cruz.
Quando llegué vencido en esta tierra Tan nombrada en el mundo, que en su seno Tanto pirata encubre, acoge y cierra, No pude al llanto detener el freno: Que á pesar mio, sin saber lo que era, Me vi el marchito rostro de agua lleno, Ofreciendo á mis ojos la rivera, Y el monte, donde el grande Carlos tuvo Levantada en el ayre su bandera, Y el mar que tanto esfuerzo no sostuvo, Pues movido de invidia de su gloria, Airado entonces mas que nunca estuvo; Y estas cosas moviendo en mi memoria, Las lagrimas truxeron á los ojos, Forzadas de desgracia tan notoria.
El Alma se presenta con vestido de penitente, y se arrodilla contrita delante del Señor, que la acoge benigno; le promete el perdón, porque su arrepentimiento es sincero, y le ofrece el Sacramento del Altar como prenda de su gracia. El auto segundo, cuyo argumento expondremos también, y que se titula Las aventuras del hombre, comienza con la expulsión del Paraíso de nuestros primeros padres.
Bajo los últimos soles del invierno empezaba á sonreir la Naturaleza, ciega, sorda, insensible, que ignora nuestra existencia y acoge indiferente en sus entrañas lo mismo á un pobre animalillo humano que á un millón de cadáveres.
Distinguidos señores: Convencido de que VV. tratan las cuestiones Filipinas con criterio imparcial, para que la opinion publica de los E.U. no se extravie y sea digna de un pueblo grande, libre y culto, me tomo la libertad de rogarles que se hagan eco de los siguientes puntos: 1.o El pueblo filipino no alimenta ningun odio sistemático contra los extranjeros; sino por el contrario acoge con agrado y gratitud
Jaime, despojándose del sombrero para limpiarse el sudor de la frente, se refugió bajo las arcadas de un pequeño claustro que precedía a la iglesia. Allí experimentó la misma sensación de bienestar del árabe que se acoge a un solitario morabito tras la marcha por el arenal inflamado como un horno.
Los padrinos, con los brazos inactivos, pero con los pulmones cruelmente dilatados por la angustia, se cansaban más aún que el barrenador. Los dos esperaban con las barras levantadas por encima de la cabeza. Dieron la señal los directores de la apuesta y en la plaza estalló una aclamación semejante á la que acoge la partida de los caballos en una carrera. Después se hizo el silencio.
Vuelve, por último, contrito al hogar paterno, rogando que se le perdone, y el padre lo acoge con grandes demostraciones de júbilo. Uno de sus hermanos se admira que se le muestre más deferencia que á él, siempre constante en el cumplimiento de su deber; pero el padre le replica diciéndole, que no hay mayor gozo para un padre que la vuelta del hijo perdido.
Palabra del Dia
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