Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 6 de junio de 2025


Dicho esto, preguntó: ¿A do vamos, que en el de la Cruz se representa La Ifigenia, y en el del Príncipe una comedia? Hugo dijo: Muy amigo soy yo de una tragedia. El Pinciano: Yo de una comedia. Y Fadrique: Pues echen suertes, que yo á todo me acomodo. Y Fadrique: Pues así es, vamos al que está más cerca.

Es costumbre en Cádiz, cuando llega Navidad, fijar columpios en los patios de las casas, y aun dentro de éstas cuando no hay acomodo fuera. Por las tardes se reúnen mancebos y zagalas en torno del aparato y pasan gozosamente el tiempo columpiándose, en medio de alegres cánticos y algazara. Los columpios se descuelgan cuando llega Carnaval.

Fué tal el pánico de los pobres ingleses, que echaron á correr pegando gritos y no pararon hasta el tejado. Resumen: que tuvo que abandonar Bailón aquel acomodo, y después de rodar por ahí dando sablazos, fue á parar á la redacción de un periódico muy atrevidillo; como que su misión era echar chinitas de fuego á toda autoridad: á los curas, á los obispos y al mismo Papa.

Levantó luego a Rocinante, el cual, si tuviera lengua con que quejarse, a buen seguro que Sancho ni su amo no le fueran en zaga. En resolución, Sancho acomodó a don Quijote sobre el asno y puso de reata a Rocinante; y, llevando al asno de cabestro, se encaminó, poco más a menos, hacia donde le pareció que podía estar el camino real.

Con Manolita cargaría por último el finchado señorito de la Formoseda; a Carmen se le quitarían de la cabeza ciertas locuras y siendo tan linda no le faltaría buen acomodo; y Nucha.... Lo que es Nucha no le hacía a él peso en casa, pues la gobernaba a las mil maravillas; además, a fuer de heredera presunta de su madrina, no necesitaba ampararse casándose.

Cuando el muchacho encontraba acomodo, el padre se despedía de él con un par de besos y cuatro lagrimones, y en seguida iba a por el macho para volver a casa, prometiendo escribir pasados unos meses; pero si en todas las tiendas recibían una negativa y era desechada la oferta del criadico, entonces se realizaba la leyenda inhumana, de cuya veracidad dudaban muchos.

En ese instante Lorenzo se retiró de la ventanilla y se acomodó en su asiento; Ricardo hizo lo propio, y Melchor continuó un momento esperando, deliberadamente, que ellos solos iniciaran alguna conversación, como lo hizo Lorenzo, diciendo: Linda mañana, ¿eh? ¡Hola! exclamó Melchor, sentándose a su vez y restregándose efusivamente las manos. ¿Conque ya encontramos algo lindo?

eres moza, y en cualquier banda hallarás acomodo.... ¡Pero yo, triste de , con tantos años a cuestas, que voy a cumplir el ciento!... ¿Adonde iré, despedida de esta casa, donde gané el pan toda mi vida?... ¡Bien se me alcanza que no podía ya ganarlo!... ¡Y una boca, aun cuando no tenga dientes, es una carga muy grande!... ¡Y lo mucho es poco, cuando se reparte! ¡Y si los reinos se deshacen, qué no será las casas!... ¡Esta casa fué muy grande, mas agora repartida no será nada!... ¡Por eso, si culpo, es a la muerte que tanto me tarda!

Ninguno volvió a tierra, ni se acomodó de más vestidos de aquellos con que había entrado en el navío, en el cual, sin repartir los oficios, todos servían de marineros y de pilotos, excepto yo, que fuí nombrado por capitán por gusto de todos.

Dos días estuvieron en aquel lugar los peregrinos, volviendo a enterarse en lo que les faltaba, y Bartolomé se acomodó de bagaje, los peregrinos agradecieron al cura su buen acogimiento y alabaron los buenos pensamientos del jadraque, y, abrazando a Rafala, se despidieron de todos y siguieron su camino.

Palabra del Dia

aconséjele

Otros Mirando