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Actualizado: 21 de julio de 2025
Con un movimiento inesperado, Isidora la detuvo, y postrándose ante ella, exclamó con viva explosión de sentimientos nobles: «Señora, usted me echa de su casa, cuando yo esperaba que me recibiría usted con los brazos abiertos... Usted me aborrece porque no cree en mi derecho, y yo la adoro porque creo en él.
El joven mira á la dama; la dama no mira al joven. ¿Quién es aquella dama? ¿Es una esposa víctima, una hija mártir, una doncella pura, lanzada al torbellino de la sociedad por la furia de las pasiones? ¿Ama ó aborrece? ¿Espera ó teme? ¡Ah! Esto es lo que yo me guardaría muy bien de decir hasta el capítulo trigésimo, donde pondría el gran golge teatral de la obra.
18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya es condenado, porque no creyó en el nombre del Unigénito Hijo de Dios. 19 Y esta es la condenación: porque la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz; porque sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece a la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean redargüidas.
El despecho y la desesperación furiosa pinta menos horrorosa la muerte a mano propia que a la agena: y así más cobardía es no poderse sufrir miserable bajo el brazo de quien aborrece que saberse vencer en mirarse y sufrirse vencido, según el otro. Ille sapit veré qui miser esse potest.
Siguieron andando, acercándose a la linde del bosque, donde concluía el huerto. Me están saqueando, me comen vivo..., y cuando pienso en que esa tunanta me aborrece y se va de mejor gana con cualquier gañán de los que acuden descalzos a alquilarse para majar el centeno, ¡tengo mientes de aplastarle los sesos como a una culebra!
El hombre que ama á un hombre, y aborrece á otro, será el mismo yo que se ama y se aborrece á sí mismo; las apariencias indicarán diversidad, y oposicion; pero en el fondo no habrá mas que unidad, identidad. ¿Quien es capaz de devorar semejantes absurdos? La ciencia debe ser cierta; y no puede haber certeza absoluta, si no hay identidad del ser que conoce con la cosa conocida.
La joven sonrió satisfecha de su pensamiento. Doña Clara Soldevilla estará en la sala de las Meninas; acaso ella, que es valiente, que por nada se detiene, que aborrece de muerte á don Rodrigo Calderón, llevará con placer esta carta á mi padre, en cuanto sepa que esta carta puede hacer daño á don Rodrigo.
«Flora aborrece el mar,» dícennos. Lo que aborrece es la negligencia del hombre. Desde aquí estoy viendo Etretat, y ante un mar muy enfurecido, en lo más elevado de la costa brava, expuesta á la furia de los vientos, una granja con un vergel y árboles admirables. ¿Qué precauciones han tomado sus dueños?
Yo que creí que era Manrique... ¡Ay de mí! Todavía me estremezco. Por él me aborrece ya. JIMENA. ¿Don Manrique? LEONOR. Sí, Jimena. JIMENA. ¿De vuestro amor dudará? JIMENA. ¿Siempre llorando, mi amiga? No cesas... LEONOR. Llorando, sí; yo para llorar nací; mi negra estrella enemiga, mi suerte, lo quiere así. Despreciada, aborrecida del que amante idolatré, ¿qué es ya para mí la vida?
La señora está disgustadísima; aborrece el escándalo y llora mucho al ver que el nombre de su pobre hija es traído y llevado por las lenguas que gozan en resucitar deshonras pasadas. La señora no duda, ni puede dudar del resultado del pleito. Si usted espera aún, consulte a todos los abogados de Madrid, y como haya uno que aliente sus esperanzas, me dejo cortar la cabeza.
Palabra del Dia
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