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Actualizado: 4 de julio de 2025
Ya le he dicho á ese condenao que su primo le espera y no está usted para canciones... Pero Aresti no la hizo caso y se dejó abordar por aquel hombre, diciéndose mentalmente: «¡Qué magnífico animal!» Tembló por su mano, cuando se la agarró el gigantón con una de sus garras de dedos callosos y gruesos.
Luego sacudí estos cobardes pensamientos: un violento esfuerzo me desprendió, anudéme al cuello el pequeño pañuelo hecho pedazos y gané suavemente la ribera. Al abordar, la señorita Margarita me tendió su mano temblorosa: esto me pareció recompensarme. ¡Qué locura! dijo. ¡Qué locura! Podía usted haber muerto allí ¡y por un perro! Era el suyo le respondí á media voz como ella me había hablado.
He hablado de mil cosas, me he enterado de su vida en Madrid hasta en detalles que nada me importan; todo para impedir que llegásemos a hablar de amor. Pero con usted es imposible; hay que abordar la materia más pronto o más tarde. Ya que usted lo quiere, sea... Yo no le amaré nunca; yo no debo amarle.
No sé por qué le gustaba al cura hablar sobre las pasiones humanas, pero un día que se había dejado arrastrar por el calor de la improvisación, le hice en la comida preguntas tan indiscretas y apuradas que se propuso no abordar más tales asuntos delante de mí. En adelante contentose en discurrir sobre la pereza, la embriaguez, la ira y otros vicios que no excitaban ni mi curiosidad ni mi charla.
¡Hermano Santiago, qué dichoso eres! exclamó Alvarez golpeándole amistosamente la espalda . ¡Por Cristo! es una hermosa ocasión para ascender a oficial. ¡No estar yo en tu lugar! ¡Cuánta gloria vas a recoger ejecutando tu audaz proyecto! ¡¡¡Abordar al maldito!!! Venderán tu retrato por las calles de Cádiz y te sacarán canciones. ¡Dichoso mortal!
Siguiendo nuestra costumbre de abordar de frente las más árduas y delicadas cuestiones que se relacionan con Filipinas, sin importarnos nada las consecuencias que nuestra franqueza nos pudiera ocasionar, vamos en el presente artículo á tratar de su porvenir. Para leer en el destino de los pueblos, es menester abrir el libro de su pasado.
Paseó largo rato por el vestíbulo, mascando rabiosamente su cigarro, hasta que se decidió á abordar al portero, cabeza morena y astuta que asomaba al borde de su pupitre, sobre unas solapas azules con llaves de oro bordadas, viéndolo todo, enterándose de todo, mientras parecía dormir. La aproximación de Ulises le hizo levantarse de un salto, lo mismo que si oyese el revoloteo de un papel-moneda.
Tenía tranquila la conciencia: había obsequiado a todos los héroes que, secundando su valor, salvaban la ciudad. Ahora a casa del Montañés a acabar la noche. Cuando Fermín se vio en un camarote del colmado ante nuevas botellas, creyó llegado el momento de abordar su asunto. Yo tenía que hablarte de algo importante, Luis. Creo que te lo dije.
Si algún obstáculo se presenta, si los troncos se detienen sobre un banco de arena ó una roca oculta, los atletas caribes, de músculos poderosos y ancho tórax de bronce, ponen bien pronto á flote el convoy entero, y cuando llegan á la playa donde los esperan grandes navíos, un fuerte movimiento con el palo que les sirve de remo basta para abordar.
Comenzó a componer endechas y letrillas que hubieran podido servir para Nuestra Señora, y largos y conceptuosos discursos con que pensaba abordar a su amada, en la primera ocasión. Algunas noches, apagando la luz de su aposento, pasábase horas enteras asomado a la ventana.
Palabra del Dia
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