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Actualizado: 28 de junio de 2025
Aunque maltratada por tan deshecha tormenta, debió quedar en pié al abrigo de la Sierra la preciosa flor plantada por An-nasír para otra flor la mas querida de su harem. Un rey cristiano prendado de ella, confiado en el prestigio de sus victorias y en el abatimiento del Islam, la pidió para su esposa á su nuevo dueño el régulo de Sevilla.
Hemos puesto atención en sus cosas con el más sincero interés. Se paseaba de arriba abajo, hablándome así, sin hilación. Tenía los cabellos totalmente blancos, su alto cuerpo un poco encorvado ofrecía un aspecto singularmente noble, de vejez prematura o de abatimiento. Magdalena vino a interrumpirnos al cabo de cinco minutos.
Estas eran las que abría con más prisa y leía con mayor interés, animado el rostro por la emoción él que de ordinario se mostraba tan discreto, y la llegada de aquellas cartas estaba siempre seguida por cierto abatimiento que sólo duraba algunas horas o por una animación y una verbosidad extraordinaria que persistía por muchas semanas.
Su desesperación primeramente y luego su abatimiento le inspiraban miedo. Había intentado matarse. ¡Pobre mujer!... Al fin se serenó, viendo la verdadera luz, reconociendo su camino. Estoy satisfecha de haberlo logrado con mis palabras.
Y no sólo los amigos, sino todas las comadres del barrio que frecuentaban la tienda llegaron pronto á sospechar lo que ocurría. Desde entonces cien ojos de zahorí los espiaron incesantemente: muy pronto se supo con todos los pormenores la caída del guapo y el estado de abatimiento á que su pasión le había reducido.
La debilidad nerviosa, el abatimiento inmenso, la estremada angustia, la postracion y los desfallecimientos, demuestran que los efectos de la digital están bajo la dependencia del sistema nervioso ganglionar, como ya lo hemos dicho.
Esto no obstante, el calor les alivia en particular por el dia; se esperimenta, en fin, una necesidad de mover constantemente las partes afectas. Desde que el dolor empieza, decaen las fuerzas, sobreviene el abatimiento, y la sensacion de incomodidad y de angustia que inspira, se eleva hasta la desesperacion; se la cree, por lo menos, insoportable.
Cuando se paraba Fray Miguel en esta impía imaginación, solía caer en el más hondo abatimiento, y tal vez exclamaba: Sin duda no me ha faltado ni la intención, ni el propósito, ni el valor de darme al diablo; pero el diablo no me quiere y me desdeña. Yo no consigo lo que consigue cualquiera vieja ignorante y estúpida.
Quitose el matador la montera, se pasó la mano por la frente con abatimiento, se la puso de nuevo y marchó hacia el toro. Los gritos se apagaron instantáneamente; reinó un silencio lúgubre en la plaza. ¡Ha matado a su hermano! ¡ha matado a su hermano! se decían los espectadores al oído.
Y así un día y otro y otro, sin que la dureza de su fibra alcanzara a disfrazar siquiera los desalientos de su espíritu, llegó a un grado tal de abatimiento, que me alarmó, porque en un estado moral como el suyo, cualquier aletazo de su enfermedad era muy temible.
Palabra del Dia
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