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Entonces aprendió también á bendecir la previsión de su padre, que le había permitido conocer algo el mundo, antes de sepultarse para siempre en la soledad del claustro. ¡Cuán diferente le parecía entonces la vida, cuán exageradas las palabras del Maestro de los novicios al describirle con los más negros colores la manada de lobos, como él decía, que le esperaban para devorarle apenas abandonase los muros protectores de Belmonte!

Mas si despreciando nuestra representacion y las fuertes causas que le hacemos presentes, la abandonase, no seremos en ningun tiempo responsables al Rey ni á Dios de la pérdida de esta provincia y abandono de la religion, quedándonos con un traslado para hacer presente, en caso necesario al Soberano y al Señor Virey, que de nuestra parte hemos cumplido lo que somos obligados, y protestamos hacer á V.S. responsable de todos los daños y perjuicios que á S. M. se le sigan por abandonarla, teniéndola en el dia bajo de su proteccion.

perfectamente que todo lo que en surge de algún valor, idea o sentimiento, es obra de esa educación que su alma da a la mía desde lejos, sólo con existir y ser comprendida. Si hoy me abandonase su influencia más bien, como un asceta, debía decir su Gracia todo mi sér rodaría sin remisión a una inferioridad. Vea, pués, cómo se convirtió usted en necesaria y preciosa para .

Cierto día, habiéndola encontrado la vizcondesa en su alcoba deshecha en llanto a consecuencia de una de esas humillantes escenas que la señora de Montauron no le evitaba, rogóle vivamente su amiga que abandonase el servicio de la vieja dama, aceptando un asilo en su propia casa.

Yo, por el deseo de defender á usted, ando ahora mezclado en las cosas de la política y me honro con la amistad del elocuente Gurdilo. El gobierno sabe que el tribuno se interesa por el Hombre-Montaña, y como teme á su palabra vengadora, se cuidará bien de autorizar tal crimen. No obstante su confianza en el miedo de los gobernantes, dudaba de que Momaren abandonase sus malos propósitos.

Como la lengua de todos los Hombres-Montañas que vinieron aquí ha sido siempre el inglés, el gobierno consideró necesario que yo abandonase la Universidad por unas horas para prestar el servicio de mi ciencia. Ha sido una verdadera fortuna para usted el que reconociésemos que es un gentleman. Gillespie no ocultó su extrañeza ante tan repetida afirmación.

Desde los principios reinó en las principales cabezas un espíritu de emulacion, de inconstancia, y ningun sufrimiento á los trabajos: de cuyas preocupaciones no estaban exentas las personas mas caracterizadas, y todas juntas dirigian sus ideas á conmover los ánimos de la demas gente, para que se abandonase el puesto, cuyos intentos siempre fueron rebatidos por la constancia del Super-intendente.

Los breves ratos en que conseguía hablar con su adorada, en vez de dedicarlos a las dulces expansiones del amor, se pasaban ordinariamente en reyertas y reconvenciones o cuando menos en largos discursos suasorios de la una y la otra parte; Ricardo convenciendo a María de que sus prácticas piadosas eran una exageración incompatible con la naturaleza humana; María tratando de persuadir a Ricardo a que abandonase las frivolidades del mundo y emprendiese el camino de la virtud, que es el de la salvación.

No era posible que por un capricho momentáneo la abandonase, deshiciese un lazo que era sagrado por las circunstancias en que se había contraído. Le gustaba que nadie contrariara su voluntad; pero por lo mismo no se casaría á un dos por tres con cualquier mujer, sino con una que tuviera bien probada, que le estuviese enteramente sometida... como ella. ¡No lo sabía bien el pobre Manolo!

¡Ay, el espejismo seductor de los países de sol! ¡La embriaguez engañosa de la luz y los colores!... ¡Y ella había podido sentir un amor de unos cuantos meses por aquel mozo rudo y grosero, y había celebrado como rasgos ingeniosos las torpezas de su ignorancia, y hasta le exigía que no abandonase sus costumbres, que oliera a toro y a caballo, que no borrase con perfumes la atmósfera de fiera animalidad que envolvía a su persona!... ¡Ay, el ambiente! ¡A qué locuras impulsa!...