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Y por aquella vez no había esperanzas para Juan Pablo, porque los suyos, los que él llamaba con tanto énfasis los míos, estaban por los suelos, y había lo que llaman racha en las regiones burocráticas. A veces exploraba el mísero cesante su conciencia, y se asombraba de no encontrar en ella nada en qué fundar terminantemente su filiación política.

De todos modos, si la condesa de Peñarrubia tuviese una voz mejor timbrada y no la ahuecase, si declamase con menos énfasis y le quitasen el acento extremeño, no hay que dudar que sería una notable recitadora de versos. Elena había comenzado a impacientarse por el galanteo asiduo de Gustavo Núñez.

La pobre mujer no podía ofrecer nada más que una taza de leche y torta de borona, pero «¡cómo había de comer cosa tan ruin la señora condesaQue lo coma para que sepa cómo viven los pobres dijo Pedro con cierto énfasis brutal. La condesa, lejos de ofenderse, le dirigió sonriendo una mirada humilde y aceptó de manos de su espantada madre la taza de leche y la torta.

¡Oh! ¿Y no se le ocurrió a usted la contestación a tan atrevido y antipatriótico aserto? preguntó con énfasis el diplomático. Yo le dije que aquí pensábamos arreglar todas esas cosas, y quitar la Santa Inquisición, y los diezmos, y los mayorazgos, como me decía el Sr. de Santorcaz. Doña María aferró sus manos a los brazos de la silla como si quisiera estrujar la madera entre sus dedos.

Y doña Manuela dijo esto con el mismo énfasis que si fuese la viuda de un hombre eminentísimo. Juan había vuelto con el cambio del billete en monedas de plata, y su presencia hizo variar la conversación. Doña Manuela habló de la cena que aquella noche daba en su casa.

Valle vivía también en la casa y tenía ya dos niñas de tres y dos años respectivamente; se había adaptado tan admirablemente al modo de ser de aquella familia, que parecía nacido y criado con todos ellos; la misma pulcritud en el vestir, la misma afectada cortesía, el mismo cuidado extremoso en no decir ni hacer nada de particular, la misma gravedad y énfasis para expresar las cosas más triviales.

Por manera espontánea, se producía con exuberancia y énfasis. Era también muy aficionado al canto. Cuando cantaba me hacía el efecto de que se iba a derretir en la atmósfera, como un terrón de azúcar en agua. Y en cuanto a lo de improvisar versos, también era natural en él. Se convencerá usted muy pronto de cómo mi padre, sin duda por el continuo ejercitarse, componía ya versos por rutina.

Y cuando es una misa de mucha música, de esas que le gustan a don Luis, acabo por renegar del órgano y de quien lo inventó, pues me rompo los brazos. ¡El trabajo! dijo el campanero con énfasis . ¡El trabajo es un castigo de Dios! Ya sabéis su origen. Fue la pena eterna que el Señor impuso a nuestros primeros padres al arrojarlos del Paraíso. Es una cadena que siempre llevaremos arrastrando.

Aún recordaba parlamento y bocadillos de ambas obras, que repetía con énfasis declamatorio, y que Obdulia oía con arrobamiento, arrasados los ojos en lágrimas, dicho sea con frase de la época. Refirió también, y para ello tuvo que emplear dos sesiones y media, el baile de trajes que dio, allá por los años de Maricastaña, una señora Marquesa o Baronesa de No cuántos.

Con todas sus bromas, si te rascan, aparece el creyente... No, tonta, yo no creo en nada, en nada, en nada le dijo Moreno con énfasis, complaciéndose en mortificarla. Todo sea por Dios... Entonces, ¿para qué vienes conmigo a la iglesia?