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Actualizado: 4 de junio de 2025
Estaba atento Sancho a las ceremonias de aquel lavatorio, y dijo entre sí: ¡Válame Dios! ¿Si será también usanza en esta tierra lavar las barbas a los escuderos como a los caballeros? Porque, en Dios y en mi ánima que lo he bien menester, y aun que si me las rapasen a navaja, lo tendría a más beneficio. ¿Qué decís entre vos, Sancho? -preguntó la duquesa.
Dijo la voz que en la playa de Campelos....Allá voy por ver si le reconozco. Las cuatro criaturas despertáronse llorando al oír petar en la ventana.... ¡Creían que era el ánima de su padre! Esta mañana, rayando el día, fuí a la casa grande por tener un socorro para este camino tan largo. ¡Echáronme los canes!....¡Malditos sean todos los ricos! Largo camino haces para las criaturas.
Ante una de las chozas hállase, en pie, el romano Escipión en una postura perezosa. Sale de entre bastidores el ejército sabino, que avanza gravemente, dos pasos al frente, un paso atrás. Al advertir su presencia, el romano se anima un poco y los mira con curiosidad; pero la monotonía de su marcha le cansa; empieza a bostezar, se despereza y se sienta, flemático, en una piedra.
No obsta lo que va expuesto para que reconozcamos el notable talento poético del señor Muñoz y Pabón, la fresca lozanía, la luz y el colorido que pone en sus pinturas y la pasión entusiasta con que las anima. Acaso los inconvenientes que veo yo en el género no lo sean para niños o para lectores de mucha fe y de poca malicia.
Nunca están demás las oraciones, observó Roger con calor. Es lo único que puede valernos. ¿Qué es, sino una bestia, el hombre para quien la vida se reduce á comer, beber y dormir? Sólo cuando se acuerda del inmortal espíritu que lo anima se eleva y se convierte en hombre, en sér racional. ¡Pensad cuán triste sería que el Redentor hubiese derramado en vano su preciosa sangre!
Y cada uno se decía: «¿Qué sucede a los hombres para destruirse de esta manera, para atormentarse, para destrozarse, para arruinarse así? ¿Qué se han hecho para odiarse de tal modo? ¿Qué espíritu, qué impulso feroz les anima, si no es el mismo espíritu del mal?»
Decía que es un tipo natural de aquel país, no por esta valentía fabulosa, sino porque es oficial de caballería y poeta además. Es un Tirteo que anima al soldado con canciones guerreras, el cantor de que hablé en la primera parte; es el espíritu gaucho, civilizado y consagrado a la libertad.
En varios pueblos de mi provincia, así como en muchos de los pueblos de la de Jaén, es frecuentísima cierta interjección inarticulada que se confunde con un ronquido. La cordobesa, por último, adorna su discurso con mil figuras e imágenes, le salpimenta de donaires y chistes, y le anima con el gesto y el manoteo.
Algunos pasos más lejos, dijo «que era mejor tratar con las vacas que con ellas.» El mismo silencio por parte de Andrés. Por último, el cura declaró «que había hecho muy bien un filósofo, no sabía cuál, en llamar a la mujer ánima imperfecta, porque, en efecto, ninguna tenía las facultades cabales.» Ya que se hubo desahogado un poco de esta suerte, quedó más tranquilo.
¡No hay que hacer de la vida un convidado de piedra, porque á lo mejor habla la sombra de D. Gonzalo! Mi mujer y yo hemos tenido un pesar grave. Á través de la más delicada reserva, entre palabras de consuelo con que el buen Lesperut se anima, hemos penetrado que su hijo Hipólito le ocasiona sinsabores profundos.
Palabra del Dia
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