United States or Hungary ? Vote for the TOP Country of the Week !


JESSY. Pero ¿está usted muy seguro de que hay que comprender a Corneille para interpretar el papel del Pudor en las Locuras Medianas? TALMA. ¡...! Este principia distraídamente a entretenerse. JESSY. ¿Acaso Gandouille tutea a Racine...? TALMA. ¿Quién es ese Gandouille...?

TALMA. Está usted pisoteando mis ideas más queridas. Sin embargo, siento en usted una personalidad rebelde. Quiero convertirla a la religión del arte puro. JESSY. ¡Demasiado veo adónde va usted a parar...! Cuando un hombre me habla de arte, acaba siempre por...

JESSY. ¡Oh! ¡Mamá es muy correcta...! ¡Nunca se llevó mal con las buenas costumbres...! Yo también era correctísima. Poseo todos mis certificados y hubiera podido ser institutriz, como Blanquita... ¿Sabe usted a qué Blanquita me refiero...? TALMA. A la heroína del señor Brieux. Le aconsejo a usted la escena del acto tercero. JESSY. Ya es demasiado tarde.

TALMA. ¡Por lo menos, hoy...! ¡Ya me pagará a fin de mes...! ¡La señora Talma le pasará el recibo...! La señora Bouzine ha llevado a su hija única, Lea, al curso de Euritmia dirigido por la célebre Terpsy, profesora de bellas actitudes.

JESSY. Sautriot mostróse encantado. Fué a recomendarme a la señora Grattemimi, directora de las Locuras Medianas. ¡Esto debió costarle mucho...! TALMA. ¿Supone usted que esa dama le pediría dinero...? JESSY. ¡Déjeme continuar...! Esto debió costarle mucho trabajo, porque a él no le gustaba relacionarse con la gente de teatro.

La mayoría de los hombres, no obstante, había limitado el disfraz a la talma veneciana. La orquesta había tocado ya dos o tres valses y rigodones; pero nadie bailaba. Se esperaba la llegada de las personas reales para dar comienzo. Raimundo se deslizaba por todos los salones con cierta seguridad de favorito.

TALMA. ¿Qué se figura usted...? Quiero que usted se eleve hasta estas cumbres desde las que se contemplan las ideas generales y donde no se experimenta ningún sentimiento ruin.

Algunos buscan á sus nervios un acicate en el ayuno; otros procuran irritarse momentáneamente, artificialmente, para no sentir el «miedo al público». Talma, por ejemplo, antes de salir á escena, arremetía á su criado, le abofeteaba, le insultaba: ¡Traidor... miserable... ponte de rodillas!... Esto le permitía autosugestionarse mejor; después se iba.

JESSY. ¡Dispénseme usted, maestro...! El exclamó: «¡Qué piernas tan bonitas tienes...! Con unas piernas semejantes, ¿no se te ocurrió nunca hacerte del teatro...?» TALMA. ¿Y usted se negó...?

JESSY. El cómico que ha perpetrado la revista en que yo trabajo y que hace todas las porquerías que estrena la señora Grattemimi. JESSY. Y usted, que se codea con Molière, ¿qué está buscando en este momento por los alrededores de mis ligas...? Sin duda, esto es lo que usted llama un sendero de espinas... TALMA. ¡Le suplico, querida mía...!