United States or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !


Gener tiene razón que le sobra, por qué Nietzsche se somete con gusto a toda clase de padecimientos y de malos tratos con tal de que se consiga la aparición del super-hombre. ¿Qué le va ni qué le viene con dicha aparición, si él no ha de ser el super-humanado, si él no ha de pasar de un cualquiera, de un pobre diablo, de simple profesor, con poquísimo dinero, con menos consideración y campanillas, y terminando al cabo porque le encierren en un manicomio?

Es tan curioso y tan poético cuanto el señor Gener anuncia, y lo anuncia con elocuencia tan avasalladora, que yo me siento hechizado y casi seducido, inclinándome a creer en el advenimiento del super-hombre y hasta a desearle, aunque me quede entre los sub-hombres y los superfluos; pero el último artículo del libro del Sr.

Nietzsche acepta el dolor, el padecimiento, la conquista, la tiranía más ruda, si por tales medios se abre camino para el advenimiento del super-hombre.

No se infiere, con todo, de la aceptación de la doctrina del transformismo, la seguridad de que ha de aparecer el super-hombre el día menos pensado. Lo más que podrá inferirse será la posibilidad algo remota de dicha aparición. Por lo pronto, el super-hombre no se ve venir.

Gener, me parece o entreveo que se inclina a que el sub-hombre o el supérfluo se conserve y viva, bajo la tutela o protectorado del super-hombre triunfante. Bien podrá éste echarse a cavilar y hasta repetir el antiguo proverbio: cuando las barbas de tu vecino vieres pelar, pon las tuyas en remojo. Las cosas no han de parar aquí: la evolución no puede darse por terminada. El progreso es indefinido.

Gener afirma, haciendo hablar al mismo Padre Eterno, que éste no es providente y que la verdadera providencia es la del hombre, Nietzsche tiene razón, y no la tiene el Sr. Gener al aconsejar al hombre que se divierta y no se afane porque el super-hombre aparezca. ¿Cómo ha de aparecer, si nosotros que somos la providencia no le traemos? El dios del Sr.

Ora nos agrade o nos desagrade, ora nos tenga cuenta, ora no nos tenga cuenta, si el super-hombre ha de venir, vendrá pese a quien pese. Ni conservadores ni retrógrados podrán impedirlo. Sobre este punto Nietzsche y Gener se hallan en perfecta consonancia. Veamos ahora en lo que disienten y en lo que Gener, en mi opinión, con muchísimo juicio, enmienda a Nietzsche la plana.

Se comprende la abnegación del asceta que espera alcanzar la eterna bienaventuranza. ¿Pero qué espera Nietzsche para mostrarse y ser tan abnegado? El Sr. Gener y no Nietzsche es quien está en lo firme. El super-hombre ha de venir de todos modos. No debemos, pues, atormentarnos, molestarnos, ni trabajar para que venga. Según el Sr.

Al contrario, los adelantamientos morales y políticos, la multitud de invenciones que hacen hoy más cómoda y más agradable la vida y el inmenso cúmulo de estudios, ya experimentales y de observación, ya teóricos y especulativos, que se custodian en los libros y que la imprenta divulga, hacen hoy más fácil que un hombre cualquiera descuelle, aunque diste muchísimo de ser super-hombre y aunque tenga menos valer moral e intelectual que los hombres de antaño.

Nadie columbra la meta o el término: Amplius et volvens fatorum arcana movebo. En pos del super-hombre, por evolución y selección surgirá de su seno el archisuper-hombre, el cual podrá tratar tan desapiadadamente al super hombre como éste al hombre haya tratado. Y así sucesivamente sin que se vea el fin de las mudanzas y de los ascensos, per omnia secula seculorum.