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Que no deje usted de mandar recado hoy a ese señor de Quevedo, para que la vea y nos diga si traemos el ama o no traemos el ama». «Bien está, bien». «Yo estaré a la mira; ya las tengo apalabradas, y las reconoceremos en mi casa. Buenas mujeres, y no tienen pretensiones de cobrar un sentido. Como leche, señá Segunda, como leche, creo que la asturiana nos ha de dar mejor resultado que ninguna.

Haced cuenta que don Tello Ha metido la malilla; Pues la espadilla traemos. SANCHO. Pelayo, ¿tenéis juicio? PELAYO. Olvidéme de los dedos. SANCHO. Lo que habéis de hacer, señor, Es prevenir aposento, Porque es hombre muy honrado. PELAYO. Y tan honrado, que puedo Decir... SANCHO. ¡Vive Dios, villano! PELAYO. Olvidéme de los dedos. Que no habraré más palabra.

No se puede entrar nada en los edificios, sin autorización. La traemos, dijo el vigilante sacando un papel del bolsillo. El marinero entró detrás de Tragomer en la barraca, donde sentados en el suelo y con la espalda contra la pared, unos presidiarios estaban trabajando en gruesas y duras maromas embreadas.

Ármese vuesa merced, que aquí le traemos armas ofensivas y defensivas, y salga a esa plaza, y sea nuestra guía y nuestro capitán, pues de derecho le toca el serlo, siendo nuestro gobernador. -Ármenme norabuena -replicó Sancho.

Dios me destruya si lo que me digo, tía Zarandaja, contestó el señor Viváis-mil-años; que este oficio nuestro que traemos tiene tales quiebras, que a veces nos vemos quebrados por el espinazo; y si yo hago lo que ese señor quiere, en tratos y comercio, que no me tienen cuenta puedo verme con la justicia ordinaria; y si no lo hago, es tal ese señor y tan poderoso, que como de la Inquisición me sacó, puede meterme otra vez en ella, donde yo me pierda y no vuelva a saberse de ; que tal vez me empareden o me entierren vivo.

Revestido de dignidad el socio de Tennessee dijo pausadamente: Digan; cuando un hombre ha estado corriendo en libertad todo el día, ¿qué es natural que haga? Pues volver a casa. Pero si no puede volver a casa por mismo, ¿qué es lo que debe hacer su mejor amigo? ¡Claro que traerle a ella! Y aquí tenéis a Tennessee que ha estado corriendo en libertad y de sus peregrinaciones lo traemos al hogar.

Al ejército lo seducimos y lo traemos habilidosamente a nuestra causa; al Gobierno le engañamos, y a vosotros los masones de bulla y gallardete os compramos a razón de dos pesetas por barba. Ea, ya lo sabes todo; ya puedes ir con el cuento.

Un teniente que apareció en la carretera, preguntó: ¿Qué hay, sargento? Traemos prisioneros a un general carlista y a dos monjas. Martín se preguntó por qué le llamaba el sargento general carlista; pero, al ver que el teniente le saludaba, comprendió que el uniforme, cogido por él en Estella, era de un general. CÓMO LLEGARON A LOGRO

Las vidas que traemos no son vidas, Y esto verálo á la primer semana En acostadas, cenas y comidas, Y habrá de levantarse de mañana, Si ha de dar á una resma de papeles Tarea y ripio; ¡y quán de mala gana! Pero todo esto es dar en los broqueles, Porque hay cosas tan ásperas y duras, Que no es bien que las sepan las noveles.

La culpa no la tienen ellos, sino el fenómeno que está allá en la casa, que tiene pato con el demonio. ¿No hay justisia en Seviya? ¿Pa cuándo se deha la horca? Por unos cuantos reales, esos arrastraos hasen de verdugos. ¡Señora, mire usted lo que dice! exclamó, ya descompuesto, el tenedor . Nosotros traemos a esta joven por orden de su madre. Un guardia se presentó en aquel momento.