United States or Bahrain ? Vote for the TOP Country of the Week !


Has querido curarme de mi ambición desesperada. Duro ha sido el remedio. Como quien con hierro candente quema un cáncer, has curado el que roía mis entrañas. No sólo te perdono, sino que te agradezco la cauterización dolorosa. Mi sed de poder y de gloria se aquietó y sació con satisfacciones soñadas.

Dulzuras destella tu luz de topacio, luminosa estrella del celeste espacio. Y viendo que de ella yo nunca me sacio, me sonríes bella, desde tu palacio. Tus fulgores dame, que amante los guardo en mi ánima opresa, y deja que te ame nostálgico el bardo, ¡divina princesa!

Y bajando la voz, con acento apasionado, añadió: Ni me sacio ni me saciaré jamás de estar a tu lado, vida mía. En los años que llevo adorándote, ni un solo momento he sentido la sombra del hastío. Cuando estoy cerca de ti pienso que ni en el cielo estaría tan bien; cuando estoy lejos pienso que estaría mejor junto a ti.

Velázquez, luego que sació su cólera y orgullo con las afrentosas palabras que se ha dicho, siguió departiendo y jaraneando con sus amigos, como si nada hubiera pasado. Sin embargo, no tardó en sentir una vaga inquietud, algo que podía ser remordimiento y podía ser también temor de las fatales consecuencias que la desesperación de su amante pudiera acarrear. Una mujer despechada es capaz de todo.

Por eso, precisamente, no me sacio de oírle, y deseo que usted nos una especie de abreviado conjunto o resumen de sus ideas. Si yo no le entiendo, usted me entiende, porque es bilingüe, y sabe lo que le pido. ¿Acepta usted? lo que me pide, y no tengo inconveniente en aceptar. Pero necesito una semana de meditación. Cumplida la semana, Belarmino se presentó en el lugar designado.

Se consideraba ya de otro mundo; sentía interiormente el mismo cambio que su general. Cuando Miguel Fedor sació su primer entusiasmo por las corridas de toros, continuaron el viaje á través de Europa, hasta llegar á Rusia, mucho después de las numerosas cartas de presentación dirigidas por la Lubimoff á sus parientes.

37 Y los sacó con plata y oro; y no hubo en sus tribus enfermo. 38 Egipto se alegró en su salida; porque había caído sobre ellos su terror. 40 Pidieron, e hizo venir codornices; y de pan del cielo los sació. 41 Abrió la peña, y corrieron aguas; fluyeron por los secadales un río. 42 Porque se acordó de su santa palabra con Abraham su siervo.

Entonces el irritado mozo sació sobre él su furor descargando sobre sus espaldas algunos garrotazos, mientras le decía lanzándole una mirada feroz: ¡Echa roncas ahora, pelele, echa roncas! ¿Te creiste que porque Dios te ha dado mucha fuerza los demás somos de manteca? Si ayer noche fuera yo con Jacinto no lo hubierais torgado, gran cerdo. ¡Toma por ladrón! ¡Toma por cerdo!