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La raya chapucea en el fango y el lenguado en los fondos arenosos, el coto se encarama sobre los bajo-fondos, la morena se place encima de las rocas, y la pértiga sobre los arenales, la ballesta en el agua poco profunda sobre un lecho de madréporas.

Después recogía la chivata caída en el suelo, una larga pértiga de acebuche, que el jinete llevaba atravesada en la silla, para arrear a las reses que encontraba dentro de los sembrados. Mientras el viejo llevaba el caballo a la cuadra, Rafael se despojaba de los zajones, y entraba con la alegría de la juventud y del apetito despierto en la cocina de los viejos. Mare Eduvigis, ¿qué tenemos hoy?

En cambio requería a menudo la luenga espada que pendía del talabarte, autorizando así la minúscula persona, que no semejaba más que cusibel allegado a senda pértiga.

En mitad de los jumeones descollaba el hermano mayor de la cofradía, con túnica de seda azul sobre el frac, y empuñando larga pértiga de plata.

Empiezan la batalla con los dardos: cuando siguen al enemigo, arrojan corriendo el palo á los pies para que caiga: si cae vivo ó muerto, le cortan la cabeza con gran presteza, despues guardan el diente en el cincho, ó en lo que llevan para este efecto: luego á la cabeza quitan todo el pellejo, con el pelo, y bien seco le ponen en una pértiga larga que cuelgan en los templos, en memoria de su hazaña, como nuestros capitanes hacen con sus trofeos.

El miedo que se desarrolló entre los marineros fué tan grande, que nadie quería acercarse a la proa; se sorteaba quién había de dar la comida y el agua a los enfermos, y el designado solía ir llevando los víveres en una pértiga larga, los dejaba y echaba a correr.

No hay nadie dijo Van-Horn . Podemos subir. Cornelio comenzó a elevarse por una pértiga, apoyando los pies en los entalles y agarrándose al mismo tiempo a ellos con las manos, mientras el Capitán le imitaba ascendiendo por otra pértiga, hasta que ambos llegaron al primer descansillo.

Era la cruz que D. Acisclo, cuando mozo, había llevado al hombro en las procesiones durante muchos años, porque había sido y era aún hermano de cruz, aunque jubilado, y aún se vestía de nazareno, para ir en la procesión como hermano mayor delante de la Cena, con una túnica de rica seda morada que había costado un dineral; pero entonces no llevaba la cruz, sino una pértiga reluciente, signo de autoridad y mando.