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Francamente, no puedo presenciar ciertas escenas sin conmoverme dijo levantándose de la silla afectando una tristeza que hizo sonreír a la misma Amparo. Justamente en aquel momento, Alvaro Luna se despojaba del frac para mostrar a Castro y a su querida una pequeña herida que el sable del coronel le había hecho. Rafael, León, Nati, Ramoncito y Manolo Dávalos se acercaron.

Hubo un momento de silencio, y después prosiguió: Quédate . Estaban en el gabinete de la dama. Ella se despojaba de sus joyas frente al espejo de su tocador, alumbrado por dos bujías de color de rosa. El marido la veía retratada por el cristal de fondo misterioso y de sombras movedizas.

En toda ella había sin embargo algo de apasionado, una cierta intensidad de color de que nunca se despojaba; y si en alguno de sus cambios ese color se hubiera vuelto más débil ó más pálido, habría cesado de ser ella, no habría sido Perla. Esta movilidad externa indicaba y expresaba completamente las diversas condiciones de su vida interior.

A veces, los profesores alternaban con ellos en estos juegos y llegaban a interesarse y a herirse en el amor propio; el capellán, principalmente, ya sabemos que se jactaba de sobresalir en toda clase de ejercicios corporales, y creía poseer las fuerzas de Sansón; así que le pinchaban un poco, se despojaba de los manteos y la sotana y se ponía a dar brincos como un zagal, cogía a los bueyes de las carretas por los cuernos, sacudía los árboles, enseñaba los brazos, levantaba los chicos a pulso y ejecutaba otras prodigiosas hazañas que recordaban las celebradas de Orlando furioso.

Todo esto lo había arrastrado su padre por él; por labrarle un pedestal, por crearle un distrito propio, abriéndole camino para llegar lejos, muy lejos. Y él lo perdía todo, se despojaba para siempre de un poder formado a costa de años y peligros, si aquella misma noche no volvía a casa, destruyendo con su presencia las suposiciones de la gente escandalizada.

Cada vez que se despojaba de una palabra muerta y creaba una palabra viva, era como si arrojase lastre por la borda y adquiriese nueva cantidad de fuerza ascendente. «Puede llegar un momento en que no pueda hablar con mi hija, porque no la entienda ni me entienda y hasta me tome por loco», y el corazón se le quedaba en suspenso. ¿Qué hacer? Al punto dió con la solución.

Sonrió a su imagen con una amargura que le pareció diabólica... tuvo miedo de misma... se refugió en la alcoba, y sobre la piel de tigre dejó caer toda la ropa de que se despojaba para dormir.

Pero consideraba indispensable imitar á este rudo adversario, para que las condiciones del combate fuesen iguales. Mientras se despojaba de la parte superior de su uniforme, se abrieron en la penumbra lunar del jardín las rojas estrellas de varias antorchas.

Si el Viernes Santo se leía en público la historia de la Pasión, después se despojaba el altar de sus ornamentos, se cubría la cruz con un velo, no se cantaban himnos, y sólo se oían las Lamentaciones de Jeremías y el Kirie eleyson; si el Sábado Santo se convertía poco á poco el duelo en esperanza, entonándose el Gloria in excelsis Deo, aguardando la resurrección; si en la vigilia de Pascua se descubría la cruz, se iluminaba el templo, se vislumbraba próximo el fausto suceso, y al fin se convertía la mañana de Pascuas en estrepitosa alegría, gritándose Alleluya, y entonándose cantos alternados que expresaban tanto júbilo, deben mirarse todas como fiestas simbólicas en conmemoración de los dolores y triunfo de Jesús, cuyos elementos dramáticos no es posible desconocer.

Mientras tanto, concentraba todos sus afectos de familia en monseñor, un santo y un hombre de mundo, que por las noches, para no ser una nota discordante, se despojaba de su sotana para sentarse á la mesa puesto de smoking, mientras un enjambre de pájaros mecánicos contaban y aleteaban en la gran jaula dorada del comedor de la criolla.