United States or Wallis and Futuna ? Vote for the TOP Country of the Week !


Había llevado mi educación en este punto hasta el refinamiento, haciéndome vestir muchas veces viejas y pesadas armaduras de familia para que realizara con más facilidad los ejercicios de equitación que me enseñaba.

La equitación no se opone a la vida que Vd. piensa seguir, y yo creo que su padre de Vd., ya que está Vd. aquí, debiera en pocos días enseñarle. Si Vd. va a Persia, o a China, allí no hay ferro-carriles aún, y hará Vd. una triste figura cabalgando mal.

Conociendo Fabrice la pasión de su mujer por los ejercicios del sport, quiso que ella volviese a montar a caballo y aun él mismo se había dado a la equitación hacía dos o tres meses, acompañando frecuentemente a su mujer en sus paseos matutinos al Bosque.

¡Háganse ilusiones, niñas! decía el padre . ¿Ustedes creen que las quieren por su lindura?... Lo que buscan esos sinvergüenzas son los pesos del viejo Madariaga; y así que los tuviesen, tal vez les soltarían á ustedes una paliza diaria. La estancia recibía numerosos visitantes. Unos eran jóvenes de los alrededores, que llegaban sobre briosos caballos haciendo suertes de equitación.

Era aficionado a los caballos. ¡Ah! la equitación, un gran ejercicio. El Duque comprendía muy bien aquella afición. ¿Los caballos que tenía, eran del país o extranjeros?... Hacía todas aquellas preguntas de un modo distraído, con sonrisa de maniquí, apresuradamente, como si estuviese recitando una lección.

Tal vez se desacredite el misionero entre aquellos bárbaros, merced a esta torpeza, y luego sea más difícil de lograr el fruto de las predicaciones. Estos y otros razonamientos más adujo Pepita para que yo aprendiese a montar a caballo, y quedé tan convencido de lo útil que es la equitación para un misionero, que le prometí aprender enseguida, tomando a mi padre por maestro.

Mi primo Currito volvió a embromarme sobre mi manera de cabalgar y sobre la mansedumbre de mi mula: me llamó teólogo, y me dijo que sobre aquella mula parecía que iba yo repartiendo bendiciones. Esta vez, ya con el firme propósito de hacerme jinete, contesté a las bromas con desenfado picante. Me callé, con todo, el compromiso contraído de aprender la equitación.

Creo, señor don Gaspar, que está usted muy equivocado, y no por qué se cree usted tan competente, indicó Carrascosa en tono muy grave. ¿Pues no he de serlo? ¡Yo, que paso las noches oyéndoles á todos, no saber lo que son! Vamos, que algunos que se tienen por muy buenos, no son más que ingenios de ración y equitación.

Para seguir el carruaje de su amante entre la balumba de ellos en los paseos del Retiro y la Castellana compró un bonito caballo, después de dar previamente algunas lecciones de equitación.

La equitación, la caza, el ballar, el baile, eran entonces sus pasiones favoritas. Seguía a caballo las cacerías en los bosques de Compiègne, a pie las cacerías de tiro en los bosques de la Venerie y por la noche era una valsante infatigable.