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Al ejército lo seducimos y lo traemos habilidosamente a nuestra causa; al Gobierno le engañamos, y a vosotros los masones de bulla y gallardete os compramos a razón de dos pesetas por barba. Ea, ya lo sabes todo; ya puedes ir con el cuento.

Si cruzamos el índice y el dedo mediano, y con los dos movemos sobre una mesa una bolita de cera á la redonda, nos parecerán dos las bolas, y entonces nos engaña el tacto. Al enfermo parece amarga la bebida que es dulce para el sano, así nos engañamos por el gusto.

Yo me quiero ir con mi tía. Si vuelves a nombrar... ¡Mala hermana..., marquesa!...». Pecado hizo burla de su hermana con tanto descaro, que esta hubo de ponerle a raya con dos bofetadas muy bien dadas que, o mucho nos engañamos, se oyeron desde la sala. No era ella mujer que se dejaba embromar de un mocoso, aunque este tuviera los buenos puños y los medianos antecedentes del señorito Rufete.

De los errores que ocasiona la imaginacion. No es posible comprehender en corto volumen los errores que ocasiona la imaginacion; pero propondré los mas notables, y facilmente podrá el que fuese atento conocer de quántas maneras nos engañamos por las representaciones de esta potencia.

6 Si nosotros dijéremos que tenemos compañía con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no hacemos verdad; 7 mas si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión con él, entre nosotros, y la sangre de Jesús, el Cristo, su Hijo nos limpia de todo pecado. 8 Si dijéremos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y no hay verdad en nosotros.

Ya; como la otra vez le engañamos... Pero él tuvo más talento que nosotros». Y ahora también, y ahora también afirmó Rubín con maniática insistencia . Empezaré al instante mis trabajos de observación y de cálculo. Pues no necesitará calentarse la cabeza, porque yo se lo probaré... yo demostraré lo que he dicho.

Suponiendo, pues, que algunas veces nos engañamos por los sentidos, y que haciendo buen uso de ellos alcanzamos la verdad, explicaré esto con un poco mas de extension para que todos queden enterados cómo han de portarse en este asunto. No hay ninguno, que, si hace un poco de reflexîon, no pueda conocer por mismo, que alguna vez se ha engañado con la vista.

Conocemos las condiciones que se han de llenar, pero vemos la impotencia de llenarlas: cuando se nos quiere persuadir que esto se ha conseguido, reflexionamos sobre la idea de lo infinito: y decimos: «; todavía ; esto es contradictorio con la infinidad; esto no es infinito, sino finitoDistinguimos perfectamente, entre la falta de la percepcion del límite, y su no existencia: si se quiere que confundamos estas dos cosas, respondemos: «; no deben confundirse: hay mucha diferencia entre el no concebir un objeto, y su no existencia: no se trata de que nosotros concibamos ó el límite; sino de que exista ó Por mas que se retire un límite, ocultándose por decirlo así á nuestros ojos, no nos engañamos: existe ó : si existe, no está cumplida la condicion encerrada en el concepto de la infinidad; el objeto no es infinito, sino finito; si no existe, hay infinidad verdadera: la condicion está cumplida.

No respirábamos en su presencia, y nos infundían tanto, tanto pavor sus mandatos y reprimendas, que nos era imposible vivir. ¡Ay, para poder vivir nos fue preciso engañarla, y la engañamos!... Dios, o no quien, nos inspiraba un día y otro mil ingeniosidades, y se desarrolló en las dos un talento superior para el engaño.