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Dice, por último, que algunos pasos parecerán acaso lánguidos, porque la escritura carece de la sonoridad de la música y de la pompa de la maquinaria, siendo, por tanto, indispensable que el lector, con su imaginación, supla estas galas que le faltan. Para comprender cómo desenvolvía Calderón aisladamente estos principios generales de sus autos, extractaremos los argumentos de algunos.

El inglés quiere moneda; la tendrá, y bien caliente, tanto que, saliendo de nuestros cañones, parecerán más bien lingotes de bronce que buenos escudos de España... ¡Subid las piastras!... ¡las piastras! Esta idea electrizó a la tripulación. El maestro Durand se precipitó hacia el pañol y bien pronto aparecieron tres barriles sobre el puente, unos ciento cincuenta mil francos aproximadamente.

Si cruzamos el índice y el dedo mediano, y con los dos movemos sobre una mesa una bolita de cera á la redonda, nos parecerán dos las bolas, y entonces nos engaña el tacto. Al enfermo parece amarga la bebida que es dulce para el sano, así nos engañamos por el gusto.

Los mancebos, que van allí desde apartadas regiones, imaginan que van a probar alambicadísimos deleites, ignorados y apenas columbrados en sueños en los lugares de donde vienen, y que van a trocar su primitiva rudeza en tan raro y gentil atildamiento que parecerán otros, y que, al salir del baño de París, resplandecerán como seres punto menos que divinos; y los hombres inclinados a las ciencias, a las letras o a las artes, entienden que en París van a dar a su educación los últimos y más delicados toques y van a hacerse dignos y capaces de la gloria, difundiéndola desde allí, si es que la consiguen, con mayor facilidad y prontitud que desde su misma patria o desde cualquier otro punto del planeta.

Dejando á un lado la poesía, y pasando á los poetas, tengo que decirle cosas que le parecerán un poco paradójicas, y que sin embargo no son menos positivas, ni menos prácticas, que las anteriores. Vdes., los hombres prácticos, sérios y positivos, tienen una manera muy singular de juzgar de la capacidad de los demas hombres, y la llamo singular, por no darle el nombre de absurda.

Los resortes empleados principalmente por Calderón en sus enredos parecerán más claros todavía teniendo en cuenta que consisten en el amor de dos damas al mismo caballero; en las pretensiones de muchos galanes á la misma doncella, de dos amigos en conquistar las gracias de la misma beldad; en los celos de las enamoradas parejas; en la lucha de deberes entre el amigo y la amada; en la ocultación de las mujeres por medio del velo, y de los hombres con la capa, y en las equivocaciones, que se originan, de ambos medios; en requiebros nocturnos junto á la ventana de una dama, y en cambios, ocurridos con este motivo, cuando se pone otra en lugar de la que se espera; en conflictos de los deberes de la hospitalidad y de la venganza; en desafíos, en casas con dos puertas, en mudanzas de nombres y domicilios, entradas secretas, caminos subterráneos, etc.

Ruidosos aplausos de abajo, y aplausos, patadas y gritos de arriba, ahogaron las últimas palabras del orador. Presentación me miró, y sus mejillas estaban inundadas de lágrimas. ¡Oh, Sr. de Araceli! me dijo . Ese hombre me ha hecho llorar. ¡Qué hermoso es lo que ha dicho! Señora doña Presentacioncita, ¿no repara usted que ni su hermana, ni Inés, ni lord Gray parecen por ningún lado? Ya parecerán.

Si yo fuera el marido dijo don Cleofás , más los tuviera por gatos que por músicos. Agora te parecerán galgos dijo el Cojuelo , porque otro competidor de la sastra, con una gavilla de seis o siete, vienen sacando las espadas, y los Orfeos de la maesa, reparando la primera invasión con las guitarras, hacen una fuga de cuatro o cinco calles.

El día más feliz de mi vida será aquel en que vea desaparecer en el horizonte la última de las galeras inglesas, llevándose al último de los soldados extranjeros que hoy pisan y dominan parte de esta tierra de Francia. Duras os parecerán mis palabras, pero os lo repito, soy vuestro enemigo. Y por las muestras que hoy habéis dado, un enemigo valeroso y temible.

El martes 15 se pusieron nord-sur con el cabo de Santa Elena, que está á la banda del norte de la bahia de los Camarones, en 44 grados y 30 minutos de latitud: la tierra de él es por la mayor parte baja, solamente se ven algunos mogotes que sobresalen algo, y al que viniere de lejos parecerán islas. El miércoles 16, por la noche, refrescó el viento demasiado, y causó grande marejada.