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Los violines, mal afinados, gruñían como cochinillos hambrientos, oíase algún quejido gangoso de clarinete y rasgaban el aire alegres carcajadas infantiles. Don Juan, de pie en el callejón central de las butacas, tenía fija la mirada en el palco.

Al mismo tiempo que hablaba hizo señas con los ojos a dos personas de la reunión, que eran conocidos oficialmente con los nombres de «trombón» y «clarinete», con la seguridad de que expresaban la opinión del cuerpo musical de Raveloe.

Pimentó capitaneaba á sus amigos los músicos; preparaban éstos sus instrumentos para saludar al albaet apenas transpusiese la puerta, y entre el desorden y el griterío con que se iba formando la procesión gorjeaba el clarinete, hacía escalas el cornetín y el trombón bufaba como un viejo gordo y asmático. Emprendieron la marcha los chicuelos, llevando en alto grandes ramos de albahaca.

Un hombre muy alto, encaramado sobre unos zancos que le ponían al nivel de los segundos pisos, recogía propinas de los balcones, tocando el clarinete y haciendo piruetas; la multitud reía en torno, contemplando las contorsiones del volatinero, y algunos grotescos mascarones chapaleteaban sobre el fango, dando vueltas vertiginosas al compás del vals canallesco.

En el norte de Francia, y en Paris sobre todo, el mendigo es una especie de artista harapiento: pide su limosna con organito, clarinete, flauta ó acordion, y el que pasa le da si quiere, sin necesidad de plegaria.

A continuación de esta diana, una polca saltona con locas cabriolas de clarinete, y luego se retiraron los músicos. «Debe ser una alborada en honor de alguno de los alemanes vecinos míos. Cualquiera diría que era para .» Y Ojeda volvió a dormirse. Dos horas después, mientras se vestía, quiso saber el motivo de esta música, preguntando al camarero que entraba con un jarro de agua caliente.

El gaitero, prodigando todos sus recursos artísticos, acompañaba con el punteiro desmangado de la gaita y haciendo oficios de clarinete.

Yo comprenderia que la competencia pudiese explicar aquel fenómeno de la índole francesa, cuando cada uno usara del merci de un modo especial, cuando cada cual lo revistiera de una forma que le diera la expresion y el interés de su particular ingenio: más claro, comprenderia lo que se dice, cuando el uno pronunciara el merci con una corneta, el otro con un clarinete, el de más allá con bombo ó platillos; pero si todos dicen el merci con el mismo acento habitual, con el mismo grado de sonrisa autómata: si el merci es un mercado comun, ¿en donde se concibe la competencia?