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Después avanzó un poco más y dijo: ¡Vaya una chica simpática, tiene cara de buena! Por último no pudo menos de pensar: Yo he visto esta fisonomía ya en otra parte. Y empezó a dar vertiginosas vueltas en la imaginación para averiguar dónde y cómo la había visto; pero por más que hizo no pudo averiguarlo.

Eran iguales á los caminantes reflexivos, que se saturan del paisaje y entran en largo contacto con su alma. Las gentes del vapor vivían como los viajeros terrestres que contemplan adormecidos desde las ventanillas de los vagones una sucesión de vistas pálidas y vertiginosas rayadas por los hilos telegráficos.

Entre aquellas figuras interesantísimas se veía á Bismarck, al Emperador do Alemania, á Napoleón y á otros grandes hombres. Migajas no cabía en su pellejo de puro orgulloso. Pintar las emociones de su alma cuando se lanzaba á las vertiginosas curvas del wals con su amada en brazos, fuera imposible.

Las nubes pardas, opacas, anchas como estepas, venían del Oeste, tropezaban con las crestas de Corfín, se desgarraban y deshechas en agua, caían sobre Vetusta, unas en diagonales vertiginosas, como latigazos furibundos, como castigo bíblico; otras cachazudas, tranquilas, en delgados hilos verticales.

El siniestro silencio de aquellas soledades, solo interrumpido por el canto del calao, anunciando las horas del día, con la regularidad de un cronómetro inglés, el aspecto fantástico de aquellas rojas aguas, en las que reproducen sus contornos, los seculares árboles que resguardan aquella maravilla, forman un todo tan imponente y majestuoso, que parece cual si se animasen y tomasen vida y contornos las vertiginosas descripciones que salieron de la divina pluma del Dante.

Sus ojos, acostumbrados á las vertiginosas alturas de la sublimidad ideal, se remontaron por los perfiles de la masa grosera del gigante hasta llegar á la cúspide donde trabajaban los barberos hembras. ¡Qué audacia! ¡Qué seguridad! dijo con una voz cantante que parecía exigir acompañamiento de liras . Únicamente las mujeres son capaces de realizar un trabajo tan arriesgado.

Ningún precipicio le espanta, ninguna pendiente nevada le asusta; trepa en dos brincos por fragosidades vertiginosas que el cazador más valiente no se atrevería á escalar: colócase de un salto en rebordes menos anchos que sus cuatro patas, reunidas en un solo soporte, y aunque es animal terrestre, parece alado.

No obstante, aquellos libros en que Hervieu una nota más seductora y más original, son «Los ojos verdes y los ojos azules» y «El desconocido». «En nuestros profundos escribe el autor, ocurren emociones vagas, vertiginosas, por las cuales comprendemos que una pequeña parte de nosotros mismos ha vivido ya...»

Bien leve era la carga de su instrucción, pero cuando se apoderó de mi el amor á la naturaleza, él me hizo conocer la montaña donde pacían sus rebaños, y en cuya base había nacido. Me dijo el nombre de las plantas, me enseñó las rocas donde se encontraban cristales y piedras raras, me acompañó á las cornisas vertiginosas de los abismos para indicarme el mejor camino en los pasos difíciles.

Nacida en Ronda, su vista se acostumbró desde la niñez a las vertiginosas depresiones del terreno; y cuando tenía pesadillas, soñaba que se caía a la profundísima hondura de aquella grieta que llaman Tajo. Los nacidos en Ronda deben de tener la cabeza muy firme y no padecer de vértigos ni cosa tal, hechos a contemplar abismos espantosos.