Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 16 de junio de 2025


El rubicundo y jovial Colignon perseveraba fiel en el afecto a Belarmino, y el zapatero le correspondía cordialmente.

¿Decía usted...? comenzó Novillo. Decía que aquí, en general, no se aprecia el valor artístico del calzado. Yo, se le digo a usted con toda reserva, me creo postergado. No se me hace justicia. Ni como zapatero, y no digamos como poeta dramático. ¿Por qué se figura usted que soy zapatero? Porque soy poeta dramático. ¿Por qué se figura usted que soy poeta dramático? Porque soy zapatero.

En cuanto al zapatero, que era de los más humildes, aguzaba el ingenio para que las piezas y medias suelas que ponía a los zapatos del Obispo estuvieran bien disimuladas. Pero, señor gritaba el ama de llaves, doña Úrsula, heredera en el cargo de doña Paula ; si usted pide milagros. ¿Cómo no se han de conocer las puntadas? Compre usted unos zapatos nuevos, como Dios manda, y será mejor.

Pensaba Don Juan muchas veces en las miserias de 55 su vida pasada, y hacía comparación con su dicha presente. En consecuencia de esto, una noche soñó con su zapatería y habló de sus hormas y de su lesna. La princesa oyó estas palabras y estaba muy triste. Creía que tal vez se había casado con un zapatero.

El zapatero escuchó su humilde ruego con gravedad y ceño, y despidió al fin al poeta, diciéndole con voz solemne: «Esté V. seguro, señor poeta, de que vuestra comedia será acogida con justicia, según su mérito

Los días en que mi amigo no tiene convidados se contenta con una mesa baja, poco más que banqueta de zapatero, porque él y su mujer, como dice, ¿para qué quieren más? Ya se concibe, pues, que la instalación de una gran mesa de convite era un acontecimiento en aquella casa; así que se había creído capaz de contener catorce personas, que éramos, una mesa donde apenas podrían comer ocho cómodamente.

Lo mismo tosía viviendo en las Claverías que pasando la noche en la catedral. Después de comer salía al claustro, completamente repuesto por su sueño de la mañana. Era el único momento del día en que podía ver a sus amigos. Se aproximaban a él o iba Gabriel en su busca, entrando en la casa del zapatero o subiendo a la torre.

Pensaba el dominico que acaso Belarmino estaba resentido con él, porque antes le había hablado irónicamente. He querido decir que usted es un sacerdote replicó el zapatero. Pues, peor que peor. Mientras me llamabas dromedario, a , en persona, podía pasar. Creí que aludías a mi tamaño.

Acepto dijo con firmeza. Congratúlome exclamó el dominico, sin ocultar su satisfacción . Quedamos, pues, amigo mío, en que mañana, por la tarde, vendrá usted a nuestra residencia a tomarnos las medidas. ¿Eh? ¿Debo ir yo allí? preguntó, preocupado, Belarmino . ¿Qué dirán mis correligionarios? ¿Qué han de decir? Usted va como zapatero. Además, es lo más rápido y expeditivo.

Era aquel zapatero convertido, que traía a la nueva fe todas las violencias de su antigua fama de devorasantos. Hablando a su protector le aterraba con los aspectos sanguinarios de su devota vehemencia. No había más verdad que la religiosa, y al que no la aceptase, ¡leña! Un poquito de Inquisición no estaba de más en estos tiempos de herejía y desprecio a Dios.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando