Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 18 de junio de 2025


Electra, , juguetona y risueña, ¡cuán llena de vida y de esperanzas, y la ciencia qué yerta, qué solitaria, qué vacía! Aquí está lo bueno. MÁXIMO. ¿A ver, a ver qué has hecho? ¡Arroz con menudillos! La traza es superior. ELECTRA. Elógialo por adelantado, que está muy bien... Verás. MÁXIMO. Se me ha metido en mi casa un angelito cocinero...

En medio de la general aclamacion, una voz seca, grave, segura y poderosa, dejó helados á los senadores, al público y al Emperador mismo: aquella voz inexorable, aquel acento de la conciencia, de la amistad y del cariño, aquella palabra que parecia ser la palabra yerta y metálica de un cadáver, dijo clara y resueltamente: ¡NO! Quien pronunció este no tremendo fué el senador Vieillard.

Antes de morir me confió para usted un mensaje: que le perdonase por no haberse casado, que la había querido siempre y que moría en el amor a usted. Estas fueron sus últimas palabras. Unos instantes de estupor. Felicita quedó como congelada, yerta. Perdió voluntad y continencia.

Hallábanse las dos solas en el balcón de la alcoba de Eulalia, y ya sonaban los clarines anunciando la proximidad del Rey, cuando Amalia, ¡plum!, le soltó el pistoletazo. «Tu marido entretiene a una mujer, a una tal Fortunata, guapísima... de pelo negro... Le ha puesto una casa muy lujosa, calle tal, número tantos... En Madrid lo sabe todo el mundo, y conviene que también lo sepas». Quedose yerta.

Y ellas, que acababan de adormecerse en el silencio de plomo que precede á la llegada de la luz, acudían corriendo para presenciar una agonía más, para animar la mano yerta con el contacto de su mano, para disimular los pasos de la muerte con sus palabras que sonaban lo mismo que monedas de oro, con sus risas que parecían vibraciones de fino cristal.

Temblábale la voz al principio; dos o tres veces tuvo que pasarse la mano, yerta, por la frente húmeda, y sin saber lo que hacía accionó con el ramo, cuyas cintas culebrearon como serpientes de llama, y carraspeó para deshacer un nudo que le apretaba el galillo.

Soportando su agonía, Ayela, terrible, fuerte, con la incontrastable muerte pugnaba en lucha bravía; su palabra se perdia oscura, ronca é incierta, y muy pronto helada, yerta, dejando á Ataide perdido en un misterio, un gemido de dolor la dejó muerta. Representar la amargura es de Ataide empeño vano; no tiene el lenguaje humano voz para tal desventura.

Fortunata, que estaba sentada frente a la puerta aquella, levantose de golpe, quedándose yerta y muda. Jacinta no aparecía. Se oyeron tan sólo sus sollozos. Estaba sentada en una silla, apoyando la cabeza en la cama de la santa. Esta se fue a ella y le dijo: «Perdónala, querida mía, que no sabe lo que se dice». Y usted... añadió, saliendo a la puerta , bien comprenderá que debe retirarse.

Para evitarse molestias y para sustraerse a la curiosidad de sus amigos había resuelto dormir aquella noche en casa de sus tíos, adonde podía ir ella también si gustaba. Clara quedó yerta y preguntó sabiendo ya de antemano la respuesta: ¿Con quién fue el lance? Con el marqués del Lago. Se puso pálida y permaneció un instante pensativa. No le ha herido, le ha matado, ¿verdad?

Quedose yerta al recibirla, y miraba con alelados ojos el papel sin acertar a salir del paso con una respuesta u observación cualquiera, porque pensar que saldría con dinero era pensar lo imposible... Nunca se había visto en trance igual, porque Bringas tenía por sistema no comprar nada sin el dinero por delante.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando